fun 💭 sanhwa

I

Seonghwa era un vampiro.

Había nacido como uno por parte de su madre, y desde que fue consciente de ello supo que su vida iba a ser distinta a la de los demás. Muchas personas creían que sólo eran leyendas, pero la pura verdad es que estos existían, y vivían entre los humanos, con las mismas formas que estos. Lo único que podía diferenciar bien a los vampiros de los humanos eran sus afilados colmillos y pálida piel, pero aún así, los humanos eran demasiado estúpidos para entender eso, por lo que ocultarse realmente no era un problema para Seonghwa. Eso sí, era realmente frágil ante los rayos del sol, por lo que siempre se le encontraba en los rincones, utilizando una chamarra negra con capucha y jeans del mismo color. Todo un emo, ¿Verdad?

San era un humano.

Uno común y corriente, nada nuevo. Tenía su grupo de amigos en la Universidad y un par de chicas y chicos atrás de él; puesto que era una de las personas más bellas que el mundo pudo crear. Con sus delicadas facciones, su suave, dulce voz y aquellos hoyuelos profundos podía hacer que cualquier hombre, mujer, dinosaurio o alienígena pudiera enamorarse de él. Incluyendo a él vampiro Park Seonghwa, sólo que eso Choi no lo sabía, ellos dos no eran más que mejores amigos.

Relativamente, San era el único amigo de Seonghwa. Mientras que el vampiro no hablaba ni con una pobre alma, San iba de aquí y allá como la mariposa social que era; consiguiendo un nuevo amigo cada minuto.

Esa era una de las cosas que Seonghwa envidiaba secretamente de su amigo. Su facilidad para hablar y conocer gente.. se sentía humillado por no poder ser así.

Y ellos dos eran tal para cual.

Eran opuestos, Seonghwa era el crudo invierno y San la revoltosa primavera.

Seonghwa era fiestas y alcohol por la noche, San era citas de picnic en el parque al atardecer.

Y aún así; ellos se complementaban el uno al otro, sin saberlo ni tampoco esperarlo.

¿Qué tan difícil sería para Seonghwa conquistar a alguien como lo era Choi San?

Lo descubriría poco a poco, entre risas, frustraciones y una que otra pequeña mordida por diversión. Lo probaría en todo el sentido de la palabra.