PROLOGO

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—¿Estas lista, Mía?

Mía Malory asintió con seguridad, aunque por dentro sentía que estaba a punto de desmoronarse.

—Recuerda bien el plan —insistió su padre, por decima vez—. Serán solo dos meses en el pasado, luego la maquina te transportara automáticamente al presente. Tienes que asegurarte de cumplir la misión antes de la fecha prevista, ¿de acuerdo? No puede haber errores.

Mía asintió nuevamente. Había estudiado el plan por demasiados años, por lo que lo conocía tan bien como su propio nombre. Sin embargo, la preocupación de su padre era comprensible: mandar a una niña de dieciséis años al año 1950 con intención de que mate al criminal más peligroso de la tierra era bastante arriesgado.

—No olvides la regla numero tres, Mía —continuo diciendo su padre—. No te dejes engañar. Thomas era un chico muy encantador en su juventud, pero no caigas en sus redes. Quiero que lo asesines apenas veas la oportunidad.

—Si, padre —respondió Mía, con voz temblorosa.

Su mirada se dirigió, inconscientemente, al enorme cuadro que colgaba de la pared del estudio. En él estaba Thomas Caddle, el homicida mas sanguinario, cuando solo era un joven de diecisiete años. Su sonrisa misteriosa y sus ojos azules le conferían un aire angelical. Abrazaba con aparente cariño a un bebe cuyos ojos eran idénticos a los suyos: su hermano recién nacido. Nadie habría imaginado que lo asesinaría dos días después de haber tomado aquella foto.

—Es hora, cariño —la voz de su madre llego hasta sus oídos.

Mía observo, por ultima vez, a su familia y al equipo de investigación. Existía la posibilidad de que nunca volviera a verlos, ya que la maquina del tiempo era una innovación tecnológica muy riesgosa. Sin embargo, estaba preparada.

Su misión en la vida era sencilla:

Debía viajar al pasado y matar a Thomas Caddle. 

TOMWhere stories live. Discover now