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— ¡Yoongi! ¡Ven a la sala antes de irte, tenemos que decirte algo!
— ¡Voy mamá!
Yoongi agarró su mochila del piso y corrió escaleras abajo hasta donde estaban sus padres.
— ¿Qué pasa? Están más serios de lo normal.
— Hijo hay algo que necesitamos decirte. — comenzó su papá.
— Y lo sentimos mucho, si pudiéramos tomar nosotros la decisión no pasara esto, pero esta fuera de nuestras manos. — continuó su mamá.
— ¿Qué paso mamá?
— Cambiaron mi trabajo a Japón y debemos irnos.
No. Jiminie.
— ¿C-cuándo?
— No, hijo por favor no llores. — su padre se acercó a abrazarlo.
Detrás de él su madre le acarició el cabello.
— Nos vamos mañana hijo. Prepararemos las cosas mientras estas en la escuela.
— No me quiero ir. — Yoongi lloró mientras se abrazaba a sus padres.
— Vamos a volver hijo, te lo prometo. — lo calmó su padre. — Yo se que te preocupa Jimin.
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó sorbiendo por la nariz.
— Soy tu padre y te conozco. Por eso mismo te tengo un regalo, o bueno para los dos. — el papá de Yoongi le entregó dos cajas a que estaban sobre la mesa. — Son celulares, así podrán hablar siempre.
— Gracias papá. — dijo abrazándolo de nuevo.
— No es nada hijo, ahora alégrate un poco y disfruta tu día. — le dio un beso y lo acompañó hasta la puerta.
— Recuerda guardar los numero en los celulares, Yoongi. — dijo su madre cuando ya estaba lejos, recibiendo un pulgar arriba como respuesta.
(...)
A la salida Yoongi, al igual que todo el día, seguía pensando en cómo decirle a Jimin que se iría a Japón. No quería que Jimin se molestara o se sintiera triste.
