Por la mañana me vestí y corrí escaleras abajo, donde Trent me estaba esperando. Nos dirigimos a Central Park para un festival de jazz. Era un día hermoso y tan pronto como salí Trent me dio una sonrisa grande y bonita.
— ¿Estás lista para un día de jazz, Ember?
Le sonrío antes de responder:
—Lo estoy.
Comenzamos calle abajo y podía ver lo excitado que estaba Trent ya que adoraba el jazz. Trent iba a estar en el cielo, teniendo un día entero para estar sentada
bajo un árbol y escucharlo. Paramos en un Starbucks por un café y luego nos dirigimos hacia el parque. Encontramos un buen trozo de hierba y nos sentamos. Trent en realidad se acostó y cerró los ojos perdiéndose en la música.
Me apoyé atrás contra el árbol, bebí mi café y mire a la gente pasar. A veces la escritora que hay en mi elabora historias sobre la gente que ve, pero hoy solo observo. Había una pareja de la mano dándose miradas de adoración. Era dulce, pero tenía la sensación de que aún estaban en el principio. Como mi padre decía aún están en la fase de luna de miel en la relación. Otra pareja pasó con
un niño gritando. No había adoración en sus manifestaciones sino agotamiento completo. Fue la pareja de ancianos que pasó la que me hizo suspirar. Tenían que estar en sus ochenta y sin embargo estaban tomados de la mano. Se podía ver lo cómodos que estaban el uno con el otro después de haber compartido una vida juntos. Eso era lo que quería: alguien que me conociese mejor de lo que yo me conocía, alguien que conociendo mis peores partes, me quisiese.
Mientras observa la pareja de ancianos, noté al hombre alto al final del camino, que caminaba hacia la música. Cuando se acercaba vi su pelo en
punta negro y su tatuaje en el brazo. Trace Montgomery. Me quedé mirándolo sin creerme que pudiera verlo de nuevo. ¿Cuáles eran las probabilidades? Me pregunté si estaría tocando en algún punto de magia latente y tenía el poder para evocarlo a mi voluntad, ya que siendo honesta
—y si tú no puedes ser honesto contigo mismo, entonces estamos en problemas— él había estado en el fondo de mi mente desde que nos conocimos. Se detuvo junto a un árbol, se apoyó en él y escuchó la música. Desde el día en que lo conocí me había convencido de que había exagerado su belleza, pero, oh no, no lo había embellecido. Tuve un impulso fuerte de ir a hablar con él. Teniendo en cuenta que por lo general no podía controlar mis nervios al entablar una conversación con un hombre, el hecho de que quería iniciar una con este hombre era extraño.
Vi como las mujeres se acercaron a él, pero lo interesante fue la expresión de su cara cuando lo hicieron. Se veía tan molesto que parecía uno de esos actores de primera orden que estaban en contra de su fama. No llegó a participar en ninguna de las conversaciones y parecía que cuando se le preguntaba algo él respondía con el menor número de palabras posibles. Se podría decir que por las miradas que algunas damas le daban, que lo conocían íntimamente y sin embargo no había familiaridad en su expresión, sino irritación. Uno pensaría que estarían coqueteando, pero con la expresión que lucía, me sorprendía que esas mujeres fueran lo suficientemente valientes para acercarse a él. Ya que estaba lo suficientemente lejos de él, podía estudiar realmente su rostro. Tenía unos buenos pómulos, una mandíbula fuerte, la boca de un poeta y una nariz que había estado rota un par de veces lo que le impedía parecer demasiado perfecto. Su rostro era hermoso pero difícil y había frialdad en esos hermosos ojos. Estaba tan perdida en ese rostro que no me di cuenta de que estaba mirando en mi dirección y, a continuación, para mi horror absoluto me di cuenta de que él también me estaba estudiando a mí. ¿Cómo iba a saber esto, puedes preguntar? Bueno, porque había una ligera sonrisa en esa boca y maldita sea su sonrisa era sexy como el infierno. Me sonrojé hasta el nacimiento del pelo, mientras volvía la cabeza lejos de él. Mi corazón latía como un conejo asustado y tenía la sensación de que sus ojos me seguían mirando. Una media hora más tarde, reuní el valor para mirar por encima. Decidí que si todavía estaba allí iba a caminar hacia él y darle las gracias por haber venido la otra noche en mi ayuda, pero cuando miré, se había ido.
ESTÁS LEYENDO
Beautifully Damaged.
Romance“Ninguno de los que, como yo, evoca al más malo de aquellos demonios medio domesticados que habitan en la bestia humana, y trata de luchar contra ellos, puede esperar salir de la lucha ileso”. Sigmund Freud.