D I E Z

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La casa se siente tan vacía, tan carente de vida. Desasosiego e inquietud es lo que rodea el ambiente, que hasta ayer, solo era risas.

Jimin corre a los brazos de Lisa cuándo le ve ingresar junto a Taehyung. Sus manos están unidas y el omega formula un sinfín de preguntas en su mente que debe pasar a segundo plano ya que no es el momento indicado para interrogatorios.

Lleva sus regordetas manos al rostro de Lisa y con cautela observa su mejilla, no luce herida o de algún color en específico, por lo que el aire regresa a sus pulmones.
Jungkook es el siguiente en acercarse y tomar a Lisa en brazos bajo la atenta mirada de Taehyung quién no nota lo que su maknae intenta transimitir con su acción, para él ha sido un simple abrazo.

YoonGi junto a su omega apartan a Tae de Lisa y lo dirigen a la cocina. El omega regaña a su menor por no haber siquiera avisado de su paradero, y desaparecer en medio de la noche como dos prófugos de la justicia.

Lisa no tarda en preguntar por Jisoo lo cuál Jungkook un poco abrumado comenta que se ha marchado junto a Jennie y Rosé, nuevamente a Seúl.
Por su parte, Jin optó por encerrarse en su cuarto a pesar de los múltiples llamados de su omega. El castaño explica que Jennie y Rosé tuvieron que apartar a Jisoo de la puerta, su omega estaba actuando y comenzaba a hacerse daño.

--Utilizó su llamado...incluso yo pude sentir cómo se desgarraba su alma. -- suspira, sosteniendo a la rubia aún entre brazos. -- El cansancio la venció y Jennie decidió que lo mejor sería regresar a Seúl y darles un tiempo...Jin hyung está muy herido.

Lisa siente sus ojos cristalizarse, todo parece tan irreal. Hoy por la mañana habría un gran festejo, hoy en este mismo instante la casa, sus amigos, compartirían el amor de dos de sus mayores en un pequeño desayuno. Hoy Seok Jin le pediría casamiento a Jisoo, solo habrían lágrimas de felicidad, un ambiente cálido y familiar pero lo que hay es silencio, y el más crudo de ellos.

Jungkook reparte besitos en su frente y Lisa ríe bajito ante su contacto, sintiéndose confortada aún en los brazos de otro alfa.
El recuerdo de la noche anterior llega a su mente, y las revoltosas mariposas aletean con desespero en su vientre. Su omega quiere correr a los brazos de Taehyung y fundirse en ellos, sentir que todo aquello fue real, que sus palabras y gestos no fueron en vano, que juntos pueden construir algo aún incierto pero verdadero. Aquello es lo único que reconforta su corazón en estos momentos.

{♡}

Golpea la puerta un par de veces, pero no recibe respuestas. Seok Jin no ha recibido a nadie, ni siquiera a Namjoon o Jimin, y aquello parece tocar su punto máximo; a pesar de estar plenamente conciente que quizá no será bienvenida golpea nuevamente la puerta pero ésta vez anuncia su nombre.
El silencio le asusta, necesita ver a su hyung preferido, sabe que él necesita desahogarse. No se marchará, si es necesario pasará el resto del día pegada a la puerta.

--Por favor... --pide casi en un susurro, cuándo por fin siente la madera ceder ante su tacto.

La habitación está a oscuras. Las cortinas aún están bajas y Jin yace sobre el borde de la cama.
Lisa deja la bandeja que trae consigo sobre una pequeña mesa, no sin antes cerciorarse no haber volcado un poco de té en ella.
A pasos lentos se dirige al mayor, quién observa sus manos, sus hombros están decaídos y sus ojos... terriblemente hinchados.
El corazón de Lisa aprieta cuándo Jin se levanta de golpe y la rodea firmemente con sus brazos, descansando la cabeza en su hombro.
El imperceptible sollozo se transforma en uno audible y, Lisa no puede contener el nudo que está quemando su garganta y pecho. Devuelve el abrazo con necesidad y ambos se sumergen en un mar de lágrimas y penas. El cuerpo del alfa tiembla, su aroma invade la habitación llenándose de tristeza. Entre hipidos entrecortados pronuncia un par de palabras inentendibles, balbuceos que se atascan en su garganta.
Permanecen un momento así, abrazados, reconfortandose, mientras Lisa susurra cálidas palabras que hacen a Seok Jin asentir y rodear con más fuerza su menudo cuerpo.
Intenta secar su bonito rostro, pero las lágrimas parecen no querer dar tregua y al final se rinde. Deja a un lado las servilletas y despeja el rostro del alfa para observarlo. Sus labios están abultados y sus mejillas encendidas. Su pecho no ha dejado de subir y bajar, su mirada está apagada casi sin vida.

Algodón de azúcar || Taelice OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora