Al final...

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No puedes dejarme afuera –Gruñó Victor, más cansado de lo que podía admitir.

Finalmente, la boda fue...divertida. Después de todo el asunto aclarado. Afortunadamente para él habían encontrado una ducha al final del pasillo, donde el ruso pudo bañarse y cambiarse de ropa. No tenía su champú de baño ni su toalla favorita, pero decidió que no valía la pena quejarse. Sobre todo porque Yuuri... su Yuuri había tenido el detalle de esperar a que él estuviera listo para finalmente bajar.

Por supuesto, que toda la familia, los novios y los invitados aprovecharon la primera oportunidad para burlarse de él.

No esperábamos que Vicchan fuera tan... apasionado –murmuró Hiroko, llevándose una mano hacia su boca y haciendo una risita. Victor sintió como sus mejillas se coloreaban, mientras tomaba asiento en una de las sillas destinadas a él. Yuuri se sentó a su lado y parecía tan avergonzado como él.

¡Mamá! –Se quejó el japonés.

¡Si hasta entró corriendo y todo para robarse al novio! –Replicó Toshiya, riendo abiertamente –Es difícil no sentirse halagado ante tal pasión. ¡No puedo esperar a su boda!

¡Papá! –Volvió a quejarse Yuuri, llevándose las manos hacia el rostro y haciendo reír un poco a Victor. Había sido una locura, definitivamente. De esas cosas que no podría volver a repetir, porque son la clase de cosas que se hacen con desesperación y sin pensarlo demasiado.

Está bien, Yuuri... lo esperaba –Replicó, cerrando los ojos. Colocando una expresión de mártir que no le sentaba para nada.

Por supuesto que sí. Sobre todo después de haberme dejado sordo por sus lloriqueos durante días –Masculló Chris, caminando hacia ellos. Le hizo un guiño a los novios, quienes soltaron una risita. Victor se cruzó de brazos y le dirigió una mirada ceñuda. Aquel traidor, que no había contestado su maldito teléfono. Y que por su despreocupada sonrisa, parecía haber sospechado hace días lo que sucedía. ¡Y no había tenido la delicadeza de decirle absolutamente nada!

Lo siento mucho, Chris. Por todo –Dijo Yuuri, de pronto. Levantándose del asiento y haciendo una reverencia hacia Chris. Victor le miró sorprendido, intentando saber de qué iba todo eso. ¿Por qué le pedía disculpas? ¿Había hecho alguna cosa? Pero Chris hizo una risa divertida y despreocupada.

No hay problema, Yuuri –Replicó. El japonés se levantó y pareció un poco más aliviado –Pero sólo si me haces el padrino cuando ustedes dos se casen ¡Esto será una divertida historia de boda! –Victor bufó. Y Yuuri se avergonzó aún más, pero todo estaba bien en el mundo en aquel momento. Y las cosas mejoraron aún más cuando los novios comenzaron a bailar y después, un poco después, Yuuri le preguntó si quería bailar con él. Y cuando mucho después, no soltó su mano como había prometido, comenzó a comprender la realidad de la situación. Que había un algo entre ellos dos. Que habría un final feliz. Y Victor simplemente no pudo resistirse a sentir felicidad.

Habría sido prácticamente imposible.

Si puedo. Vete a flirtear con Yuuri, que yo estoy ocupado –Escuchó desde el otro lado de la puerta. Victor pudo sentir una risita. ¿O eran dos? Chris no podía ¿Cierto? Oh, por supuesto que podía.

¿Victor? ¿Qué haces en el pasillo? –Preguntó Yuuri, caminando hacia él. Tenía una toalla alrededor de su cuello y sus mejillas rojas. Parecía salir del baño. Victor, mitad enternecido por la vista, mitad mortificado por la situación, hizo un gesto hacia la habitación.

Me opongo!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora