Narra Sel
Aún no tenía la más remota idea de lo que pasaba, pero solo sabía que me gustaba estar con él.
Ahí sentados, me retranqué en su hombro y suspiré.
-Sel, ¿puedo decirte algo? -Cuestionó
-Claro, qué pasa. -Dije sin verlo.
-¿Pero no te vas a enojar?
-Supongo que no. -Lo miré.
Sentía una sensación bastante agradable.
-Tú... no tienes novio ahora, ¿cierto?-Se me hizo bastante extraña su pregunta.
-Emmm, no. ¿Por qué?
Sólo se me quedaba viendo, analizándome
-No, no, por nada. Simple curiosidad.
-¿Curiosidad? Oh, entonces yo también tengo curiosidad. ¿Tienes novia?
-¿Yo? ¿Novia? -rió- No, solterito, solterito
Inconscientemente sonreí, sintiendo sensación de alivio.
Me encantaban sus ojos.
De repente recibió una llamada, rompiendo nuestro contacto visual.
Sacó su celular, pero no contestó.
-¿Quién era? -Pregunté curiosa.
-Número desconocido. -Contestó.
-Hubieras respondido, pudo haber sido algo importante.
En ese momento nos quedamos mirando.
-No puede haber nada más importante que estar contigo.
Terminó esa oración, y yo sentía que muy pronto mi corazón iba a explotar.
Me había quedado sin palabras.Me gustaba esta adrenalina, me gustaba el sentirme así con él. ¿Qué es lo que está pasando conmigo?
-Em, creo que ya me tengo que ir. -Le dije.
-Te acompaño a tu casa, ya es tarde.
No me podía negar.
Empezamos a caminar en dirección a mi casa, ibamos platicando, de repente cruzabamos miradas y reíamos.
Me sentía bastante alegre.
Ya habíamos llegado a mi casa.
-Bueno, gracias por todo Edwin, me la pasé muy bien
-Gracias a ti, que tengas una muy buena noche.
Se estaba acercando para despedirse, cosa que me puso bastante nerviosa. Pero algo nos interrumpió.
Se escuchó el sonido de la puerta abrirse.
-¡Sel! -Gritó mi mamá, Edwin y yo dimos un pequeño brinco del susto.
Sentía la sangre correr por mi rostro.
-¡Mamá! ¿Qué haces? -Dije un poco frustrada.
-Pero por qué no me dijiste que estabas con este muchachito. -Sonrió mirándolo.
-Buenas noches señora -Le sonrió a mi mamá y se acercó para saludarla.
Yo solo tragué saliva.
-Pero pasa, pasa. Quédate a cenar. -Abrí mis ojos y fruncí el ceño. Mi corazón empezó a latir muy rápido.
-No mamá, él seguramente tiene planes para hoy. -Lo miré y sonrió divertido.
-Sería un placer quedarme -Me fulminó con la mirada.
Genial.
-¡Pero que gusto! Pasa. -Entró Edwin y seguido yo.
Su cercanía no era nada buena.
Caminamos hacía la cocina.
-respiré profundamente- Toma asiento- Le dije.
-Con gusto. -Se sentó, y en ningún momento me despegó la mirada.
-Pon la mesa Sel. -Ultra mega genial.
Me ví obligada a poner la mesa, empecé a buscar los platos, vasos, y cubiertos. Mi mamá había preparado lasagna.
Coloqué todo en la mesa, y noté que me seguía mirando. ¿Por qué no deja de hacer eso? Me pone nerviosa.
Me senté en una silla frente a él, y mi mamá al lado mío.
Me estoy empezando a sentir incómoda.
-Come Edwin, con confianza.
-Muchas gracias señora. -Sonrió y se empezó a servir. Lo imité.
Mientras comíamos él y yo intercambiabamos miradas muy constantemente.
No podía evitarlo. Por un momento se me olvidaba que mi mamá estaba ahí.
-¿Para cuándo me lo van a confirman? -Preguntó mi mamá, lo que hizo que yo empezará a toser.
Agarré el vaso con agua y empecé a beberlo rápidamente.
-¿Confirmar que, perdón? -Pregunté alterada.
-Su noviazgo. -Mis manos empezaban a sudar y no podía controlarme.
Miré a Edwin y él sólo me veía sonríendo. ¡Maldita sea! Que diga algo.
Sólo nos quedamos mirando, sin saber qué decir. Yo estaba bastante apenada, y él... en realidad no podía describir su reacción.
-Uy, ya veo lo que pasa aquí- Miré a mi mamá, y se paró de la mesa- Creo que necesitan algo de espacio.
Recogió sus trastes, y se retiró, podía escucharla subir las escaleras.
Yo volvía a tomar el vaso y beber de él.
Ni siquiera podía verlo a los ojos. ¿Qué es lo que acaba de pasar?
-Creo que tu mamá nos shippea. -Dijo riendo.
-Que ocurrencias ¿verdad? -Dije aún sin verlo.
Tenia mis manos en la mesa, cuando él puso las suyas sobre las mías. Lo que me obligó a alzar mi mirada.
Es que ¿acaso él sentirá lo mismo que yo? Los mismos nervios, el mismo sentimiento.
No quité mis manos, al contrario, sujeté las de él igual, y ahora era yo quien no le despegaba la mirada.
Esto que siento de verdad no es normal.
Y me gusta sentirme así, pero algo me dice que a él no le pasa lo mismo.
¿Será que sus miradas son algunas señales?
-Edwin, ¿por qué me preguntaste si tenia novio? Y no me digas que por curiosidad. -Pregunté seria.
Él solo miraba nuestras manos.
-Creo que me interesas.
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Holaaaaa, lo sé, volví a desaparecer.
Pero espero este capítulo lo recompense.
¿Les va gustando la historía? :)
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"No Somos Nada"
Teen Fiction-No le digo a nadie, ¿son novios verdad? -No somos nada. -Dije sin pensar. Lo que no sabía, era que esas 3 palabras, en cualquier momento podrían cambiar.