5. Tentación

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Al día siguiente Jong Dae despertó con un resfriado, tenía fiebre y no fue a trabajar. Lo dejé descansar mientras me arreglaba para ir al trabajo. Cuando salí del baño, él se había dormido otra vez, verlo dormir tan sereno parecía otra persona. Aun no entiendo cómo es que pueda seguir siendo un playboy de mierda y no se preocupe por lo que realmente vale la pena. Me acerqué hasta a él y le acaricie la mejilla, definitivamente me gusta verlo dormir.

Antes que se despertara de nuevo, decidí irme; de seguro en la noche me iba armar otro de sus pleitos por estar resfriado, de tan solo imaginarlo sonreía como loco. Poco a poco ya me estaba acostumbrado a esas peleas triviales.

Para cuando regresé a la casa Jong Dae se encontraba en la sala, él se encontraba recostado en uno de los sofás cubierto hasta el cuello con una sábana, el cesto de basura que se encontraba a un lado de él estaba lleno de pañuelos desechables y unos pocos en el piso.

Me acerqué a él y con mi mano derecha alcancé su frente, lo toqué y sonreí para mí mismo, el pobre de verdad estaba caliente.

─ Tienes fiebre, ¿te sientes mal? ─pregunté inocentemente. Él solo me miró extraño y comenzó a murmurar cosas que no pude entender ─ Digo, porque si quieres le puedo marcar a un doctor.

─ No, hombre. No es necesario, pero muchas gracias por el detalle ─me dijo serio ─ Ya vez como no se ve bien, por cómo lo acomodaste ─señaló a la gran ventana de la sala ─ no deja ver bien la pantalla.

─ Estás de acuerdo que ahora la casa se ve mejor ─señalé alrededor ─ Ahora sí parece estar arreglada.

─ Noooooo

─ Claro que sí. Además si tienes un problema con el sol, solo corre la cortina y ya.

Me miro molesto y dijo: ─ Si corro la cortina, no veré el atardecer

─ ¿Quién quiere ver el atardecer?

─ Tú para todo tienes una respuesta, ¿no? ─Me grito exasperado

Agache la mirada y no volvimos a tocar ese tema, el silencio era incómodo. Decidí cambiar de tema ─ ¿Tienes hambre?

─ Si.

─ Entonces te voy a preparar algo rico de comer ─me levante de sofá y comencé a caminar hacia la cocina hasta que escuché como gritaba

─ ¡NOOOOOOOOO!

─ No, qué ─Mire a verlo y él ya se encontraba de pie.

─ Regla número uno de esta casa, y esa sí no está a negociación. ─se acercó hasta mí y con su dedo señaló ─ Nadie. Absolutamente nadie toca mis utensilios de cocina.

Él se fue hasta la cocina y lo seguí como un cachorro, al entrar vi que ya tenía sus utensilios sobre la meseta, me acerqué hasta él y tenía una cara de concentración a pesar de tener fiebre.

Poco a poco sacó los ingredientes y comenzó a cortarlos, en un día me había mostrado dos cosas Jong Dae que jamás pensé conocer. Mi curiosidad no pudo más y le pregunté:

─ ¿Desde cuándo cocinas?

Levantó la vista y me miró solo por un momento, volvió agachar la mirada para continuar con lo que hacía y me dijo ─ La verdad, desde hace mucho tiempo. Desde que me fui a vivir solo, me cansé de restaurantes y decidí tomar un curso de cocina.

─ Interesante

─ Tengo tantos talentos que ni te imaginas ─me sonrió

─ Que horror, todo lo que me estoy perdiendo ─le contesté sarcásticamente.

Recien Cazado (ChenMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora