El 24 de mayo de 1863, mi novio, el profesor Min, volvió apresuradamente a su cada, situada en el número 19 de Kónigstrasse, una de las calles mas antiguas.
Jin, el criado, recién empezaba a preparar la comida y yo dije para mis adentros:
-Bueno, si Yoon tiene hambre pondrá el grito en el cielo. Es el hombre mas impaciente que he conocido.
-¿Ya ha llegado monsieur Min? -Preguntó jin estupefacto al notar su presencia-
-Si -Respondí con calma-. Pero no debe usted preocuparse demasiado porque aun no son las dos...
-¿Y por qué está aquí el joven min?
-Ya nos lo dirá...
-Yo me voy a la cocina. Usted lo hará entrar en razón. Joven JiMin. -Respondió jin antes de irse-
Y me quedé solo. Sin embargo, mi carácter un poco indeciso no me ayudaba en la tarea de hacer entrar en razón al mas irascible de los hombres. Por eso me apresuré a dirigirme a nuestro cuarto mientras la escalera de madera crujía bajo el peso del dueño de la casa.
Mi novio atravesó velozmente el comedor y entró a su gabinete de trabajo después de arrojar sobre la mesa unos planos y una gorra y llamarme a voz de cuello.
-¡Jimin amor, sigueme!.
Yo no había tenido tiempo de moverme cuando el palido volvió a gritar con impaciencia
-¿Aún no estás aquí?
Entonces me lancé hacía su despacho...
Vaya que si era un hombre impaciente, pero así lo amo.