Doy vueltas en la cama feliz de poder pasar un día entero en ella, esto es vida.
Suelto una risilla cómplice.
Pero la felicidad nunca dura, el timbre suena como el mismísimo infierno.
— Maldición — mascullo.
Me levanto irritada, veo por la mirilla para saber a quien voy a matar, la furia crece aún más.
Abro mi puerta.
— Holi!
— Qué diablos quieres?
Se ríe.
— A visitarte claro!
Bufo, me aparto para que entre, y por supuesto no faltan los saltitos.
Parece un conejo.
— Y a qué venías exactamente? — digo irritada al ver como se acomoda en mi cama.
— Por el trabajo claro.
Me paso una mano por el rostro estresada.
— Y qué te pareció la mesa, es linda no?
— Si supongo, le da estilo a mi depa — digo echándole un ojo a la mesa que está en el centro de mi habitación.
Se ríe.
— Fue muy generoso que el señor nos la pintara.
Asiento.
— Si, pero porqué rosa chillón? — pregunto indignada.
— Oye! Es rosa pastel!
Le doy una mueca de "me importa un pepino".
Me siento en una caja.
— Rápido trabajemos, quiero dormir.
Asiento, se levanta de la cama dando un salto.
— Qué eres? Un conejo?
Melanie encoje sus brazos y da un saltito como toda una conejita.
Sonrió levemente.
Se acerca a la mesita pero se queda de pie mirando por todas partes.
— Qué?
— No tienes sillas?
Me lleva.
— No empieces Melanie.
Arruga su nariz, se ladea para ver en que estoy sentada.
— Quieres que me siente en una caja? — pregunta ofendida.
Respiro profundamente pidiendo más paciencia.
— Otra vez con tu racismo?
Melanie enorjece de enfado, este tema siempre la está haciendo enojar.
— No empieces con eso Muscari.
Me encojo de hombros.
Ella suspira mientras toma una caja y se sienta.
— Y porqué no fuiste a la Secu?
— No tenía ganas, tenía planeado dormir todo el día pero lo arruinaste.
— Mm... Floja.
Me apoyo en la mesa cerrando los ojos.
— Y qué hacemos?
— Cómo?
Abro un ojo.
— No me explicaste nada ayer ya que fuimos a desperdiciar tiempo a la calle.
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Muscari
Teen FictionMuscari... ese es mi nombre, yo no conozco el amor o la felicidad que dan los padres porque nunca los tuve o al menos no los recuerdo. Mi compañera es la soledad y así estoy bien, mis padres antes de irse me dejaron cartas de lo que ello no pudieron...