MI LISTA NEGRA ©

07 | LA EXCURSIÓN

El hospital nunca era un lugar al que acudiera la alegría, desde que pisabas su entrada te estabas metiendo en un agujero negro, y si conseguías salir no era de forma gratuita, siempre te dejaba marca. La familia Petrova había pagado un hospital privado para la recuperación de Sasha, ésta permaneció en observación durante una semana y luego otra semana en casa. Su madre había discutido con el psicólogo exigiéndole una mayor seguridad para su hija, de no ser por el estatus social que tenía esa familia asquerosamente adinerada, Maximus le habría colgado el teléfono a esa mujer más de una vez.

Los Petrova tenían una oveja negra en todos sus antepasados, el árbol genealógico maldecía a una persona en cada generación. El abuelo, Conor Petrova, murió al cortarse las venas. La tía de Sasha, Lizzie Petrova, estaba ingresada en un psiquiátrico por esquizofrenia. Y, por último, Sasha Petrova, la cual padecía problemas de control de la ira y resultaba muy violenta. Debido a ese infortunio, la familia era accionista y socia de numerosos centros psiquiátricos, incluido el Colegio Columbus. Traducido a otras palabras, Maximus no podía ir en contra de lo que dictaminaran los Petrova, por lo que, ante las quejas recibidas, Maximus decidió sugerir una actividad diferente como ejercicio de relajación. La actividad era una excursión al YMCA Camp Kern, un campamento que constaba de instalaciones para el disfrute de los jóvenes, actividades de ocio y entretenimiento, y numerosas casas de madera en las que pasar la noche, además de una fogata enorme. A la junta directiva le pareció bien la idea, no era la primera vez que se organizaba una excursión de ese tipo, pero sí era la primera excursión para muchos alumnos, incluidos entre ellos: Sasha, Sophia, y Úrsula. Sin embargo, no todos podían ir, debían superar unas pruebas y un reconocimiento médico. Sasha no tuvo problema en pasarlos porque ni si quiera tuvo que hacerlos, Úrsula fue aceptada y Sophia también. En total, 10 alumnos de primer año fueron descartados, entre ellos Zoe Adams, la chica que escuchó la pelea del aseo entre Sasha y Sophia, al parecer estaba teniendo de nuevo visiones.

—¡Hay sangre por todas partes! —exclamó durante la sesión de hipnosis con Maximus y Damián —¡No deja de sangrar! ¡Necesita ayuda!

—¿Quién necesita ayuda, Zoe? —Maximus anotaba los datos en el cuaderno y Damián grababa la sesión mientras miraba a la chica pelirroja esperando una respuesta.

—¡Ellas! —exclamó —¡Las dos necesitan ayuda!

—Zoe, describe paso a paso lo que estás viendo. —Le pidió el psicólogo.

Zoe empezó a convulsionar, sus ojos se pusieron blancos y le temblaba todo el cuerpo.

—L-Le...L-Le ha...c-cortado... —murmuró Zoe antes de que escupiera espuma por la boca.

A partir de ese episodio, Maximus la descartó para la excursión y le recomendó reposo junto a unas pastillas. En cuanto a la organización de la excursión, se requería la autorización de los padres y un cuantioso número de empleados que controlaran a los alumnos las 24 horas del día. Para Sophia fue fácil conseguir la autorización, Leighton White quería perderla de vista el mayor tiempo posible y se lamentó de que solo fuera un fin de semana, en cambio Connor deseaba que Sophia disfrutara de la excursión.

Con todo organizado, llegó el esperado viernes. Damián y Maximus iban en el autobús junto a todos los alumnos, Sasha estaba inesperadamente nerviosa por la presencia de Sophia, no sabía el motivo, pero las continuas pesadillas que había tenido con ella podían serlo. Cada vez que intentaba dormir sin las pastillas tranquilizantes la pesadilla se repetía, aparecía Sophia con el pelo mojado y la cara tapada por él, no veía su rostro y eso era lo que más la asustaba, sentía cómo la miraba, pero no veía sus ojos. Bajo ese siniestro escrutinio, venía el golpe con la cabeza, y ahí Sasha despertaba empapada en sudor y con falta de oxígeno. Sin embargo, la pelinegra no iba a consentir que nada le afectara, no estaba dispuesta a dejar ganar a Sophia, era una guerra de la que debía salir victoriosa.