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Cuanta luz… ¿Dónde estoy? Estas palabras fueron lo primero que se me vino a la mente nada más despertar. Al cabo de unos minutos, recordé mi pasado, y lo que pasó ayer. Una sombra de miedo atravesó mi cara, pero apenas duró unos instantes. Varias preguntas me asaltaron, así, de repente: ¿Fue verdad lo que paso ayer? Espero que no.
Mire a mí alrededor. Estaba sentada en medio de la acera, apoyada sobre la pared. ¿Habría dormido allí? Si fuera así… ¿Qué pensará la gente de mí ahora? Entonces, me di cuenta de algo que no había captado antes… Todo era más grande que yo: las plantas, la gente… y la supuesta pared en la que estaba apoyada era la pata de un banco.
Volvió a asaltarme la misma sensación de miedo de antes, pero ahora mezclada con terror. Todo lo que paso fue verdad…
***
PABLO
-¡Vamos Pablo, que llegamos tarde!- me dijo mi hermana mientras salía corriendo por la puerta de la calle.
La grite que parara, pero ella siguió corriendo. De repente, se paró y retrocedió sobre sus pasos. Recogió algo del suelo que yo no alcance a ver. Se acercó a ella un hombre vestido de negro y la dijo algo.
Fui corriendo hasta donde se encontraba ella.
-¿Qué pasa?- pregunté -¿No ve que está asustando a mi hermana?
-La dejaré en paz cuando me de eso- dijo señalando algo. Mire hacia la dirección a la que señalaba, y lo que vi era una muñeca, a la que mi hermana agarraba con fuerza.
-Venga, Sara, dale la muñeca, que será suya.
-Haz caso a tu hermano- me apoyo el señor.
-¡No!- grito me hermana.
De pronto apareció un fogonazo de luz. Poco a poco todo se fue haciendo cada vez más negro, hasta que ya no pude ver nada más.
Me desperté en el patio del colegio. Unos profesores me ayudaron a levantarme, mientras que mi hermana hablaba con otros.
En clase casi no pude prestar atención. Estuve pensando en todo lo sucedido esta mañana, y sobre todo en ese hombre. No creía que esa muñeca fuera suya, pero ¿por qué la querría tanto? Y también… ¿cómo habíamos llegado al colegio? No lo sé.
A la salida del colegio, pregunte a mi hermana que como me había llevado allí.
-¡Yo no fui, fue la muñeca!- me respondió.
Al llegar a casa, estuvimos mirándola un buen rato. Tenía el pelo castaño, y los ojos del mismo color, aunque la piel muy pálida, pero eso no hacía que fuera menos guapa. En ese mismo instante, me vino a la cabeza la imagen de una chica idéntica a la muñeca. Tenía la mirada triste, y me llego hasta el corazón todo su sufrimiento. Me invadió el cerebro un mareo vertiginoso, y me fui tambaleando a la habitación, donde me quedé dormido.
Cuando me desperté, fui otra vez al cuarto de mi hermana, pero ella ya se había ido a sus clases de música. Vi de nuevo a la muñeca, y de repente no podía dejar de tener un deseo irresistible de cogerla. La cogí y otra vez apareció ese fogonazo de luz blanco, pero esta vez pude distinguir ahí una silueta humana, o que por lo menos se parecía.
***
(?)
Cuando me cogió, lo sentí otra vez. Era Él, el que me sacaría de las tinieblas, el que me haría volver a ver la luz del sol. No sabía quién era ni cómo seria, pero sentía perfectamente que era Él. Note que faltaba Ella. Algo me dijo que no podría verla hasta dentro de un tiempo, no ella a mí, solo cuando me cogiera Él, pero no más. Fue entonces cuando le vi. Tenía el pelo rubio, largo y ondulado. Su cara era morena y unos ojos a ratos verdes, a ratos azules. No pude evitar sonreír, y unas lágrimas de alegría me atravesaron la cara.
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Un nuevo amanecer
RomanceHola, como digo en el comentario, este cuento le escribí con tan solo 10 años, y le recordé mas o menos :S (si encuentro la versión entera, os la paso, que esta mejor que esta) Lo siento si no os hace mucho, pero espero que os guste ^-^ Gracias por...