Día 3: Mascotas

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★AU sin quirks

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- ¡Espera...! -

Katsuki, ignorando el grito de "Deku", su compañero de piso, tomo la correa de su perro y salió del departamento.

Trotó por el alrededor de su condominio, hasta que se aburrió, entonces decidió ir a dar una vuelta a una plaza cercana.

Su perro era de estatura media, sin embargo, sus ladridos igualaba a los de un San Bernardo, cosa que asustaba a la mayoría de infantes y, a veces, hasta a algunos adultos.

- ¡Asesino! ¡Quieto, joder! -demandó Bakugō, sintiendo a su perro arrastrarlo apenas ingresaron en el parque

Decidió seguirlo, pensando que lo que quería "asesino" era correr o, tal vez, arrastrarse en el pasto.

Sin embargo, muy diferente de lo que él creyó, al aflojar un poco el agarre de su mano en la correa, Asesino corrió con toda la velocidad y fuerza que tenía. Provocando que la cara del cenizo acabara estampada de lleno en el piso.

El perro corrió bajo la mirada irritada de su amo, perdiéndose entre los árboles del parque, ladrando y meneando su cola con efusividad.

Mientras Katsuki, de mala gana, se levantó del piso, sacudió su ropa y bufó con molestia.

- Perro estúpido -murmuró entre dientes, decidiéndose a correr para poder alcanzar a su veloz mascota

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Kirishima Eijirō desde siempre fue un chico amante de los animales. No por nada estaba estudiando para convertirse en un buen veterinario. Sin embargo, siempre tuvo favoritismo por los gatos.

Unas pequeñas bolitas de pelo orgullosas, pero cariñosas y muy adorables.

Eran realmente muy tiernos y le encantaba la manera en la que ronroneaban cuando los acariciaba.

Sin embargo, su pequeño gato, "Pelusa", escapó ahora a la cima de un pequeño árbol del parque.

¿Motivo? Un perro que corría a toda velocidad en su dirección.

- ¡Goff! ¡Goff! -ladraba el canino, mirando hacia arriba, teniendo sus patas delanteras apoyadas en el tronco del árbol

Kirishima, por su parte, intentaba distraer al can para poder ayudar a su gato a bajar, sin embargo, sabía que no era bueno molestar a un perro furioso.

- Perrito, ven. Venga aquí -llamaba, utilizando un suave tono meloso mientras una sonrisa levemente nerviosa se instalaba en sus labios

Pero Asesino ni siquiera lo miró, pues estaba demasiado ensimismado en el gato sobre el árbol como para reparar en el hombre junto a él.

- ¡Asesino! ¡Maldito bastardo! -llamó con voz fuerte el rubio, acercándose hasta estar junto a su perro, al cual tomo sin mucha delicadeza de la correa, bajo la atenta mirada del teñido

Ya no va a volver a aligerar el agarre.

- ¿Es tú perro? -pregunto cuidadosamente el pelirojo, mirando al atractivo rubio que, ahora, estaba intentando jalar a su mascota lejos del árbol y, por ende, del asustado gato

- Si, ¿Y qué? -preguntó agresivo, mirándolo con el ceño fruncido, cosa que hizo al pelirojo colorearse un poco

Aquel hombre era malditamente atractivo. Pero con una personalidad visiblemente diferente y... Fuerte.

- Mi nombre es Kirishima, y él es mí gato, Pelusa -presentó Eijirō, sonriéndole al rubio y tratando de conectar sus miradas al presentarse

Mientras que Katsuki, al escucharlo, se volteó a verlo, inspeccionandolo con la mirada.

- Bakugō -respondió, jalando un poco la correa de su perro para presentarlo- Y él es Asesino -agregó, frunciendo su ceño ante los tirones duros que aún le estaba ofreciendo su mascota

Pero Eijirō, por su parte, no pudo evitar reír por el nombre con el que el cenizo bautizó a su mascota, mirando de reojo a la suya y diciéndole: - No te preocupes bebé, ya voy -.

- ¿Me ayudas a subir? -preguntó entonces, apuntando la cima del árbol con su índice derecho, lo que no era mucho, en realidad

Katsuki asintió de mala gana, escuchando los maullidos del gato acompañados de los ladridos de su perro.
Se agacho, aún sin soltar la correa de Asesino, dejando que Kirishima se acomodara sobre sus hombros, elevandolo hasta que este pudiera tomar a su gato.

- Muchas gracias, hombre -agradeció Eijirō, acariciando efímeramente los cabellos ceniza de Katsuki en nuestra de su gratitud

El perro, por su parte, volvió a amenazar con soltarse, siendo, esta vez, bien sujetado por su dueño, quien se había dedicado a mirar al pelirojo del que acababa de despedirse alejándose por la acera de un lado del parque.

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El trotar por el parque comenzó a ser rutina para Bakugō, quien, de vez en cuando, se topaba con el peculiar pelirojo de sonrisa afilada.

El chico siempre lo saludaba como si fuesen amigos de toda la vida, aveces llevaba a su gato, otras simplemente iba solo. Sin embargo, lo que nunca faltaba, era la confianza y claro interés que Kirishima presentaba hacia Katsuki.

Algo que, obviamente, el rubio notó.

Y no le molestaba, solo dejaba que ocurriera lo que tuviera que ocurrir.

- Tal vez podríamos juntarnos algún día -propuso Kirishima, sentándose junto al rubio, quien miraba a su perro que, no muy lejos de ellos, olía con emoción el trasero de otro

- Como sea -respondió, mirando ahora al pelirojo, quien le sonrió agradable al escuchar su respuesta

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🍓KiriBaku Week 2019🍓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora