Aún no terminaba de entender en qué momento pasó una semana, pero no me iba a detener a preguntar.
Sin dar muchas explicaciones me dirigí a casa para poder cambiarme de ropa y bañarme.
Mi madre intentó detenerme para seguir haciéndome preguntas pero yo no le presté atención y seguí caminando.
Todo era muy extraño, era como si viera todo doble cada vez que me movía, mis manos se sentían pesadas y entumecidas, y tenía un frío terrible.
Entré a mi cuarto, encendí la ducha y me quité la ropa cuidadosamente, ya que me había empezado a doler todo el cuerpo.
Me miré al espejo que ya se había empezado a empañar, así que pasé la mano sobre él para hacer la imagen nítida de nuevo.
Puse la mano izquierda con suma delicadeza en mi cuello, observándolo; estaba completamente rojo y un poco morado. Dolía mucho tocarlo pero era difícil olvidar que me encontraba en aquel estado ya que me fastidiada bastante.
Finalmente entré a la ducha, podía ver el vapor que emanaba del agua, sólo había encendido la perilla del agua caliente, así que debía estar caliente, hasta donde yo se el agua fría no emana vapor... pero aún así se sentía fría y fibrosa.
Era un sentimiento bastante peculiar, nunca me había sentido así antes.
Apoyé las manos contra la pared y dejé que el agua corriera por todo mi cuerpo, bajaba por mi espalda con rapidez y me empapaba la cabellera castaña.También recorría mi busto y mi abdomen, cayendo en el suelo y bajando por el tragadero haciendo un sonido de succión que me parecía bastante molesto.
De pronto, todos los sonidos se fueron desvaneciendo, el del tragadero, el de mi propia respiración e incluso el del agua, era como si me estuviera quedando sorda.
Ahora sólo podía oir un aleteo delicado y constante proveniente de afuera de la ducha.
Abrí un poco la cortina y me asomé para ver de qué se trataba; era la mariposa negra, que se acababa de posar en el espejo.
Todos los sonidos se habían apagado, el silencio era vacío y profundo, solo podia oir un timbre muy agudo de fondo, tanto que me era difícil persivirlo, cuando de repente empecé a oír un vidrio rompiéndose.
La mano con garras de metal comenzó a salir del espejo.
Yo grité con fuerza, di un paso atrás por el susto y me resbalé, cerré los ojos con fuerza para recibir el golpe de la caída y luego los Volví a abrir rápidamente para ver la mano en el espejo, pero ahora no había nada.
Ni mariposa.
Ni mano.
Ni espejo roto.
Sólo yo, ahí tirada con una cara de desconcierto impresionante. Oí como mi madre subía las escaleras rápidamente y entraba al baño preguntándome qué había sucedido, ya que había alcanzado a oír la caída y el grito.
Yo simplemente le expliqué que me había resbalado y que todo estaba bien, ella se tranquilizó y me dijo que cuando terminara de bañarme, tendría que bajar a hablar con los oficiales a dar testimonio de mi desaparición para el informe policial, ya que así podrían cerrar el caso de una vez por todas ahora que ya había aparecido.
Terminé de bañarme, salí en dirección a mi habitación y me vestí con lo primero que encontré. Unos pantalones holgados grises y una camisa blanca, después de todo, lo único que quería era dormir en ese momento.
Mi madre esperaba justo afuera de mi habitación, era como si no me pudiera dejar sola, todos estaban muy confundidos por mi repentina llegada, mi madre, los oficiales, hasta yo...
ESTÁS LEYENDO
Nakaram
ParanormalBeth, una chica curiosa e inteligente, se encuentra con una tenebrosa casa en lo profundo de "Black Lake Woods", el bosque de su pueblo natal, donde desvelará increíbles misterios y conocerá el miedo en carnes propias como nunca antes lo había hecho...