Capítulo 2 ~Recuerdos

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El día en que mi madre desapareció de mi vida, mi padre cambió, pero no eso cambios que son a buenos. No, él cambió a mal.

Empezó a beber, demasiado. Y cuando ya estaba muy borracho, tiró todo lo que veía al suelo, y empezó a romper los muebles gritando como un loco. Y gritaba cosas que en esos tiempos no entendía.

-Me ha dejado la zorra de mi mujer, y no sé ni el porqué. Habrá encontrado otro, y ella al ser así nos ha dejado. Igual es tu culpa, maldito crío. ¡Esa es la razón! Crío estúpido, ella nos ha dejado por tu puta culpa. Me voy a cagar en ti.

Yo tenía mucho miedo, y empecé a correr, pero él me cogió de la muñeca, me giró la cara y me pegó, con el puño cerrado. Y luego me tiro al suelo y me empezó a pegar patadas. No podía mas, me dolía todo, nunca pensé que fuera capaz de pegarme. Aunque ya había visto varias veces como pegaba a mi madre, pero solo bofetadas. Y ella no hacía nada, se quedaba llorando y ya está.

En ese momento, en el que ya no podía más me acordé de ella, una vez que vine del colegio enfadado con Jack, mi mejor amigo; mi madre vino a mi cuarto, y empezó a consolarme, y cuando me tranquilicé, jugamos con Fred y un coche de bomberos. Ese año quería ser bombero de mayor, ayudar a la gente, apagar fuegos y llevar un camión de bomberos. Pero cuando estábamos jugando y riendo, entró mi padre a la habitación, se veía que estaba borracho. Cogió a mi madre por el pelo y la sacó de mi cuarto.

Y me quede ahí, sin saber que hacer, se le escuchaba llorar, y suplicar. Pero no le ayudé. Y me arrepiento.

Y ahora no le pegaba a ella.

Esta vez era distinto, era su hijo.

Después paró, me dejó tirado en el suelo y empezó otra vez a chillar cosas que no comprendía muy bien.

Pero se fue, al fin se fue. Y dejó de pegarme.

Como pude, me arrastré poco a poco hasta llegar al baño, me senté en el banco del baño, y empecé a llorar. Cuanto mas lloraba mejor me sentía.

Así que lloré y lloré, sin el consuelo de mi madre.

Ya le tenía miedo a mi padre, a sí que cuando empezaba a beber, me iba a mi cuarto y me metía debajo de mi cama, donde no pudiera verme por si me quería volver a pegar. Y así estuve dos años, dos terribles años escondiéndome de mi propio padre.

No tenía mas familiares aquí donde vivía, los mas cercanos eran en España, y nosotros vivíamos en América.

Así que esta solo contra el mundo, contra mi padre.

Otra vez, en la que había bebido, me pillo de vuelta del colegio, y ese día me insultó y me tiró un plato a la cabeza. Pero lo esquivé. Mi padre se enfureció por no haberme dado. Me cogió del cuello y me llevó hasta el salón, allí me dejo en el suelo. Quitó el cinturón de su pantalón. Extendió la mano agarrando fuertemente el cinturón, y luego lo lanzó contra mí. Repetidas veces. Se le caían algunas gotas de sudor por la frente. Cuando ya se cansó,  tiró el cinturón al lado mía y se fue. No tenia fuerzas, pero si las hubiese tenido, hubiese cogido el cinturón y le hubiera pegado, con todas mis fuerzas. Pero no tenía fuerza suficiente. Y me dejó ahí.

Luego al día siguiente, cuando fui al colegio me atendieron en la enfermería. Me preguntaron que había pasado, pero fui cobarde y dije que me atacaron unos chicos a la salida del colegio, y que querían mi dinero. No creo que la enfermera se lo creyese, pero no hizo más preguntas y me dejó marcharme a clase. Esa fue la única vez que mentí para cubrir al capullo de mi padre.

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