Bienvenido a Nowhereland (La Ciudadela)

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Todo estaba en silencio, era una noche bastante calmada y el único ruido que se escuchaba era el del ocasional viento; él estaba acostado en la cama, durmiendo aún, demasiado exhausto como para levantarse.
La habitación tenía una vibra fría, se sentía una extraña comodidad y calma, pero de igual manera daba esa sensación de desesperanza, una combinación poco común realzada por una lampara que colgaba del techo con una forma de tubo alargado y doblado como si formara ramas, de allí se veían unos focos de luces verdes que terminaban de darle ese aspecto entre tétrico y bizarro al cuarto.

Pasaron las horas y Ray poco a poco abría los ojos, a su lado se podía apreciar lo que parecía un plato con fideos y carne, un tenedor y cuchillo, y un vaso de agua con una forma rectangular -(Debe de ser incomodo de tomar...)- pensaba, mientras poco a poco se iba despertando y recordando lo sucedido.
Se exaltó rápidamente al recordar todo lo que le había pasado, pero el hambre le ganó rápidamente a esa exaltación, él había estado unas 20 horas sin comer por lo que devoró de una manera voraz esos fideos, luego prosiguió con la carne y por último se tomó todo el vaso de agua. Pasó muy poco tiempo para que se levantara, y aunque no estaba del todo lleno, su preocupación se desvaneció por unos momentos, luego de eso prosiguió a ver por la ventana de esa habitación, y lo que vió lo dejó perplejo. Edificios enormes iluminados como neón, unas calles con letreros que llamaban la atención con su brillo, una clase de robots que estaban dentro de ciertas casas o lo que parecían locales de comida y ropa, casas que no eran muy grandes, pero estaban hechas de un material que no se parecía a ninguno que hubiera visto en toda su vida, y por último pero no menos importante, una torre en lo que parecía ser el centro de la ciudad, una construcción tan grande y tan imponente que daba miedo el simple hecho de mirarla.

Pasó un tiempo en su cama pensando en todo lo que había visto, en todo lo que le había pasado esas últimas horas, tal vez en ese día, ya no podía medir el tiempo y las dudas lo carcomían, sentía que estaba atrapado, se sentía como un prisionero carente de libertad y encerrado en su pequeña habitación dentro de su enorme prisión.
ya había pasado un tiempo pensando y decidió levantarse, poco a poco intentaba asimilar la situación, y si ya estaba abrumado por todo lo anterior, al encender las luces de la habitación se puso peor, primero que nada la iluminación era verde neón -¡Que obsesión de mierda que tienen con el neón!- dijo superado por la situación, luego, vio que el piso tenía unos pequeños cuadrados de colores que solo se veían en donde el pisaba, el resto del piso estaba en un tono negro extremadamente oscuro, tan oscuro que parecía que podía tragarte y llevarte a la nada misma, su cama estaba hecha como de metal, pero un metal azulado, también había una especie de compuertas en donde parecía que podía poner cosas, y por último una puerta con un pequeño espacio en donde meter el dedo para poder abrirla.
Ya colapsado por la situación, Ray puso su dedo en la puerta y salió de la habitación -¡¿Quién me trajo hasta acá?!- Gritó entre furioso y con miedo de que apareciera nuevamente esa figura de luz que anteriormente estuvo a punto de matarlo -Oh, veo que despertaste- Exclamó Max luego de salir de la habitación frente a la de Ray, en ese corto pasillo de no más de 8 metros de distancia entre una puerta y otra -¿Qué hago aquí y qué es este lugar?- dijo el chico más calmado al ver la cara de Max, quien por alguna razón parecía calmarlo con su presencia, tal vez era debido a que sabía que no estaba solo en ese extraño lugar, o tal vez por la actitud calma y cálida de aquel chico -Te traje hasta la casa de nuestra facción luego de que te desmayaras peleando contra el sentiente de luz, y luego te dejé un poco de comida para que te recuperaras, aunque por tu emoción puedo ver que ya lo hiciste je...- el líder de la casa se mostraba de la manera más tranquila posible, parecía que la actitud del chico solamente le daba felicidad de alguna manera. Pasaron unos pocos minutos donde Ray se dedicó a hacerle un par de preguntas, acerca de ese ser llamado sentiente de luz, el cual era una clase de muñeco de entrenamiento para los recién llegados, también sobre las facciones y la espada que se apareció en su mano, a lo que Max respondió "Las facciones son los grupos que dividen a nuestra sociedad en base a sus habilidades, están los de Fenix, los cuales tienen una gran valentía y no le temen a la muerte, sus poderes surgen en momentos de necesidad, cuando están al borde de morir es que renacen en un aura de fuego que posteriormente pueden controlar con su debido entrenamiento, luego están los de la facción Cyber, los cuales comienzan con un simple guante de hierro y luego comienzan a desarrollar una armadura metálica que los vuelve cyborgs a voluntad por un lapso de tiempo determinado, también estan los Iluminados, los cuales pueden desarrollar una gran inteligencia que les permite grandes estrategias a la hora de la batalla y crear sus propias armas a base de cualquier tipo de tecnología, luego vienen los Volts, los cuales tienen una gran ansia por la batalla, ellos pueden lanzar rayos con el color de la personalidad de cada individuo, y pueden usarlos para cambiar el curso de la batalla, y los últimos pero no menos importantes, los NoName o N.N. para abreviar, esta facción tiene poderes desconocidos, lo único que se sabe es que pueden invocar un arma para la batalla la cual se genera de energía pura y la forma que toma es según la personalidad de quien la invoca", luego se pusieron a hablar sobre la ciudad enorme, la cual es llamada la ciudadela, cada persona en ese lugar tiene la capacidad de mejorarse a si mismo, esto sucede bajo un sistema de puntuación parecido a un videojuego, cuando uno gana experiencia por así decirlo, este puede subir sus puntos de agilidad, fuerza, defensa, neo-poder y resistencia, los cuales le traen beneficios durante la batalla, y esas se daban cuando llegaban las fechas de competencias entre facciones el último día de cada mes; dentro de la ciudadela se encontraba la torre de poder que se sospecha que es la que le da toda la energía a la ciudadela, y las casas y edificios son locales de comida y ropa como sospechaba Ray, los cuales atienden los robots.
-Gracias por explicarme esto, aunque no se por qué siento una sensación a encierro en todo este lugar- dijo el chico ya calmado pero con una leve sensación de inseguridad al tener que oír esa respuesta -Es que estamos en una prisión, novato, y nadie puede salir de aquí...- -¡¿Qué?!-
-Mira, entiendo tu confusión Ray, pero créeme, te acostumbrarás, a demás, la vida aquí tampoco es tan mala, cada mes nos dan nuestras Bytlock, la moneda que se usa en Nowhereland, un total de 500.000 de ellas, y las batallas entre facciones siempre nos dan una gran recompensa, sabés algo? por que no vamos al dojo de esta facción? podrás entrenar un poco y despejar tu cabeza, eso siempre me ayuda- El chico asintió con la cabeza aunque aún seguía preocupado, pero sentía que Max no iba a responder a más preguntas.

Al llegar al dojo no se veía nada fuera de lugar, parecía un lugar japonés antiguo pero todo iluminado por una luz verde de neón, parecida a la de su habitación, y aunque le parecía algo ridículo, en realidad se sentía en paz -Se supone que tengo que golpearte a ti o hay algún objetivo- dijo Ray bromeando -Pues si prefieres conservar todas tus extremidades entonces te recomiendo que empieces con esto... ¡Computadora, muñeco de práctica!- luego de exclamar eso, poco a poco se comenzó a materializar una especie de muñeco, parecía como una digitalización de una imagen en la vida real -Es indestructible, así que puedes golpearlo tanto como quieras, y un consejo, para sacar tu espada simplemente piensa en como te sentiste cuando peleaste contra el sentiente, eso te ayudará no solo a controlar tu espada, sino que podrás liberarte un poco de esa carga que sientes...- Así habló el líder facción, ese chico de cabello negro y ojos azules, tan azules que se parecían a un océano, nariz pequeña y una boca a la que uno podría decir "normal", con ese físico que lo hacía parecer más débil de lo que era y esa vestimenta con su chaleco y camiseta corta, ambas de un color entre negro y gris, y con unos pantalones que eran parecidos a unos jeans rotos, también oscuros pero con un toque azulado, y unas zapatillas deportivas que no resaltaban mucho a la vista, entre negro y azul como lo que parecía ser su combinación favorita, aunque era extraño verlo con tanto oscuro con una tez tan pálida, aunque no era blanco, se notaba que no se bronceaba mucho.
Luego de que Max se marchara, Ray estuvo un buen rato intentando sacar su espada, pasaron unos minutos interminables en los que no lograba nada, por lo que decidió calmarse y meditar un poco, de cierto modo sentía que eso iba a servir, y luego de unas horas, pudo sentir esa rabia, esa furia que sentía en aquel momento, pero eso no era lo que en verdad lo impulsaba, luego sintió una clase de temor indescriptible, casi traumatizante, pero tampoco pasó nada, entonces fue ahí, en ese preciso momento que lo sintió, sintió algo dentro de toda esa negatividad, felicidad, felicidad de liberarse, felicidad de al fin poder descansar, pero a la vez, un fuerte deseo por vivir... La katana salió instantáneamente, por poco se corta el brazo mientras meditaba, pero al fin tenía esa arma en su mano, y se sentía como la libertad, allí dejó de preocuparse por todo, y la irá empezó a salir con cada corte que le hacía al muñeco de práctica.
Los minutos pasaron, las horas también, y él ya se sentía satisfecho, aunque había quedado todo sudado por el esfuerzo. Al salir del dojo se encontró nuevamente con Max -Veo que ya te sientes mejor, aunque tu olor a mierda no te lo compro- ambos soltaron una pequeña risa y el chico de cabello oscuro lo llevó hasta el baño, allí le dejó una toalla y una muda de ropa -Luego de bañarte te sería útil el recorrer la ciudadela, a lo mejor te ayuda a adaptarte más rápido-
El joven que aún desconocía su aspecto asintió con la cabeza, y al entrar al baño pudo notar su reflejo en el espejo. Al principió se asustó, ya que no se reconocía, pero poco a poco fue adaptándose al hecho de ver su cara, tenía un cabello desordenado con un tono marrón, ojos verdosos y una nariz ni tan grande ni tan pequeña y unos labios no tan prominentes, su cuerpo era parecido al de Max, unos músculos que no resaltaban mucho, pero al ser delgado parecía en buena forma. Bajo un comportamiento infantil se puso a medir su miembro, -Sep, creo que es un buen tamaño- Exclamó el chico de forma orgullosa, aunque su comportamiento banal e inmaduro no era algo por lo que enorgullecerse.

Luego de bañarse y vestirse se miró un rato más al espejo, luego lavó sus dientes y se vistió, entonces se dispuso a recorrer la ciudadela, aunque no sabía muy bien como funcionaban las monedas que le había mencionado Max.
Sin pensárselo mucho fue directo a un local de comida, ordenó una sopa de pollo y apareció un contador a su lado, el cual mostraba la cantidad de dinero que tenía, al pasar un rato una chica se le acercó y sin decir ni una palabra le dejó una nota, el chico la ignoró por un rato pero por alguna razón, ya sea curiosidad o destino, decidió el ver lo que decía...

NO CONFÍES EN NADIE, SI QUIERES SABER MÁS 

ENTONCES NOS VEREMOS AQUÍ MAÑANA...

NowherelandWhere stories live. Discover now