2.0 Caer

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2.0

CAER

A penas la vi, empecé a sentir algo raro en mí, pero todavía no tenía idea de lo que eso significaba en realidad. Me quedé mirándola fijo, intentando analizar sus simpáticas reacciones pero me costaba mucho leerla y eso era algo a lo que no estaba acostumbrado.

-Hola –agitó las manos de manera muy dulce. Se la veía muy nerviosa y tenía el pelo hecho un desastre. Era mas bien de estatura baja, de piel blanca y cabellera rubia. Tenia los ojos verdes y profundos, un poco achinados y eso la hacía verse muy hermosa y distinta a todas las mujeres de aquel pueblo.

-Hola, Alai –le respondió Niall y se apresuró en acercársele – Oh, ¡no! ¡Las flores! –gritó cuando vio uno de los jarrones esparcidos por el suelo.

-Tranquilo –le respondió ella mientras se sacudía los pétalos del vestido floreado que llevaba puesto –Los arreglos los hice yo, en algunos minutos soluciono el problema.

-Pero la misa comienza en una hora, ¡esto es un desastre! –se quejó el rubio.

-Tranquilo, Niall –me acerqué a ellos con la mirada fija en esa muchacha –Soy el Padre Harold –le extendí la mano para saludarla.

-¿Eres tú? –me dijo, inspeccionándome con esos inolvidables ojos –He escuchado mucho sobre usted, padre –la sentía todavía más nerviosa, antes de saludarme con las manos, seguía sacudiéndose el vestido e intentaba arreglarse el pelo –Me puse mi mejor ropa para conocerlo –me dijo, un poco avergonzada –También me había arreglado el pelo pero tropecé con la alfombra y ahora estoy hecha un desastre.

-No se preocupe –la tranquilicé –Se ve muy bonita –le dije y luego empecé a toser nerviosamente.

-Mi amigo, el padre Harry, tiene razón –le dijo Louis, acercándose rápidamente a ella –Soy Louis –le extendió la mano antes de que ella estrechara la mía.

-Yo soy Alai –le sonrió –¿Eres padre también?

-¿Qué? ¡No! –empezó a reír –Yo soy un simple pecador que está totalmente disponible, si le interesa.

-Louis –se quejó Niall –Alai, ya te ha dicho el Padre Francisco que debes vestirte apropiadamente para venir a la iglesia.

-Pero –intentó excusarse ella.

-Pero nada, ese vestido es muy corto.

Alai intento estirar su pollera para que pudiera cubrirle las rodillas pero, al hacerlo, el escote de le bajó un poco.

-Si, si, continua –le dijo Louis, cruzándose de brazos e inspeccionándola con la mirada.

-Oh, ¡Por Dios! –exclamó ella, intentando cubrirse con las manos –Esto es una tragedia, debería irme.

-No –me apresuré en acercármele para detenerla. La agarré gentilmente del brazo y ella volteó para mirarme –Puedes quedarte.

-¿Está seguro? –me dijo mirándome fijamente a los ojos. Creo que ese momento duró más de lo que tenía que haber durado.

-Louis, puedes ir a continuar con tu tarea en el patio trasero –le dije.

-Pero ya he terminado, padre.

-Necesito que despejes el corredor, está lleno de ramas y escombros y, seguramente, utilizaremos ese espacio esta noche.

-Está bien, padre –me respondió desganadamente –Alai, yo puedo acompañarte a tu casa más tarde –le guiñó un ojo.

-Voy a llevar estos jarrones al salón –Niall se veía muy nervioso y preocupado –Tenemos que hacer que todo salga perfecto y nada luce bien hasta ahora –decía mientras se alejaba.

El Crimen del Padre Harold [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora