Jonghyun yace en su cama, durmiendo en una posición que ocupa todo lo ancho de la superficie acolchonada. Respira armoniosamente, aún está en los brazos de Morfeo. Su pecho sube y baja como si se moviera al ritmo de una balada. La persiana un poco levantada hace que la luz caiga directamente en su rostro, pero no le molesta.
La alarma de su celular suena y busca a tientas sobre la mesa de luz el terrible aparatejo para poder calmar el ruido nefasto que sale de su interior. Golpea con los ojos todavía cerrados la madera hasta dar con el tan ansiado objeto. Desactiva la alarma y quita las sábanas que estaban descansando sobre él. Se sienta, rasca su cabeza y se da cuenta del día que es. Apura el paso para tomar todo lo necesario para meterse en el baño. Se siente cómo el agua cae en la ducha desde la habitación. En la mesita de luz se encuentra una foto de dos hombres sonriendo.
El dueño de casa vuelve minutos más tarde, secándose la cabeza con la toalla y mirando la notificación en su celular que le dice que no se olvide del pasaporte para ir al aeropuerto.
Se viste lo más deprisa que puede para tomar un té antes de esperar el taxi que lo llevará a su destino. Coloca el agua en el fuego y se dedica a esperar, mirando por la ventana hacia el atareado mundo que va y viene por las calles, mientras él se pregunta si alguna de esas personas se sentirá tan nerviosa como él.
El sonido del agua hirviendo lo hace voltear nuevamente hacia la cocina. Apaga el fuego, acerca una taza y busca en el mueble, poniéndose en puntas de pie, un sobrecito de té. Pero en el momento que intenta tomarlo se encuentra con unas pequeñas hojitas de menta. Las observa, las había arrancado ayer cuando volvía a su casa. Las huele, le gustan. Las coloca en la taza y también pone el sobrecito de té. Cuando vierte la cantidad de agua necesaria, se da cuenta de que el olor a menta lo ha transportado a otro lado.
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—¿Otra vez tú?— el niño que estaba parado frente a él lo miraba con los brazos a ambos lados de su cadera.
—Ya te dije que me llamo Jonghyun, recuerda mi nombre —sollozaba en cada pausa.
Estaba sentado bajo un árbol en el parque mientras Kibum se encontraba parado, mirando la escena sin saber qué hacer.
—Estás llorando de nuevo, Jonghyun —hizo énfasis en el nombre del otro niño.
Jonghyun hipaba por los nervios y refregaba su puño en sus ojos. Kibum decidió sentarse a su lado. No tenía idea de lo que le pasaba al otro niño ni por qué se lo había encontrado tres días seguidos llorando, pero algo le hacía querer sentarse a su lado y acompañarlo.
—¿Por qué lloras? —preguntó Kibum luego de un rato.
—Mamá y papá solo pelean.
—Eso dijiste ayer.
—Pasa todos los días.
—No te escapes más. ¿Y si te pierdes?
—No me quiero perder —Jonghyun volvió a llorar.
—No te vas a perder. Tu hermana siempre viene y si no allí está mi papá —Kibum señaló a un hombre de anteojos a lo lejos y el hombre saludó dándose por aludido—. Papá nos ayuda.
—¿Tú papá puede hacer que mis papás ya no peleen?
—Papá dice que un té con menta lo cura todo.
Los ojos de Jonghyun se abrieron y brillaron con esperanza.
—¿De verdad?
—¡Sí! Ven.
Kibum se paró y tendió sus manos a Jonghyun para ayudarlo a pararse. De la mano, se dirigieron unos pasos hacia el costado donde unas plantas de menta recibían el brillo del sol del sábado en la mañana. Aunque estaban cerca del suelo, ambos pequeños se pusieron en cuclillas para recoger algunas.
—¿Cuántas debo tomar? —preguntó Jonghyun.
—¿Tienes muchos problemas?
Jonghyun asintió.
—Entonces muchas.
Los dos juntaron una gran cantidad de hojitas.
—Llévate las que yo junté —Kibum le dio una gran cantidad a Jonghyun.
—¡Jonghyun, aquí estás!
—Ahí está tu hermana.
—Me tengo que ir —Jonghyun iba a retirarse pero se detuvo—. Gra...gracias.
Antes de que Kibum pudiera responder, el otro ya lo tenía entre sus brazos.
—Ya somos amigos —afirmó Kibum cuando se soltaron.
—¡Aquí estás! Te dije que no te fueras —su hermana parecía unos cuántos años más grande que él, pero aún era una niña.
—Adiós, Kibum —Jonghyun se despidió con su mano mientras su hermana lo rezongaba por irresponsable.
Jonghyun ya no estaba escuchando, estaba mirando las pequeñas hojas de menta que estaban en la mano que estaba libre del agarre de su hermana. Llevó las hojitas hacia su nariz y respiró. Sonrió al pensar que Kibum tenía olor a menta.
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Respirando tu nombre [Jongkey]
Fanfic"Dicen que todos tenemos un olor especial, pero yo creo que todos los lugares y momentos se pueden anclar a un aroma. Siento un olor y me lleva a algún lugar en especial. A mí, todos los olores me recuerdan a un momento vivido con él". [Jongkey] Qui...