R.

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Bueno, tú.
Aquella persona que pensé que sería exactamente quien frenaría en seco al menos para mirarme, o preguntarme. Aquella persona que pensé que era más inteligente, o al menos, menos orgullosa.
No puedo esperar nada después de todo, esperé demasiado y no me diste siquiera una pieza para este rompecabezas. Si lo que tengo que hacer es resolverlo sola, prefiero olvidar que apareciste en mi vida.
Dime tú: ¿de qué te sirve alguien que tiene miedo o rencor? Para mí, nada; no te sirve de nada. Y perdóname, cariño, por no ser exactamente lo que deseas, pero no puedo dar el siguiente paso y mirar como atrás te quedas.

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