Capítulo 1: Y ... este es mi primo.

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JENNY

- ¿No estas cansada Jenny?, ya recorrimos todo el centro comercial, ¡mira todas las bolsas que llevas!-lo único que quería Julian era salir inmediatamente de aquí.

- La verdad, no Julian... y sigue caminando sólo quedan unas cuantas tiendas más ¿Okay?- Ya estoy más que acostumbrada a que se queje todo el tiempo.

- Unas tiendas más... unas tiendas más... - musitó para sí mismo imitándome.

Sólo quedaba una tienda que me faltaba por recorrer de pies a cabeza, y ahí estaba... con ese hermoso vestido color azul rey en aquel maniquí.

- ¡Mira ese vestido! - avisé corriendo hacia la puerta de la tienda.

- Jenny, es un vestido de noche... ¿PARA QUÉ CARAJOS NECESITAS AHORA UN VESTIDO DE NOCHE?

Entré a la tienda e inmediatamente pedí uno de mi talla. Julian no tuvo más remedio que seguirme y esperarme en uno de los bancos.

Cuando admiraba el precioso vestido en mi silueta, escuché risas. Supongo que por ser los únicos en la tienda, no habría más con quién entretenerse.

- Lo compraría para mi graduación- me dije a mi misma mirándome por última vez en el espejo.

Salí del probador y Julian y la chica parecían levarse muy bien. La chica no era más que otra rubia con kilos de maquillaje en la cara. ¿Por qué a mi primo le interesan ese tipo de mujeres?

Me acerque al mostrador y aleje a mi primo de la rubia jalándolo discreta y delicadamente del cuello de su camisa.

-No me quedó, gracias y adiós- Tomé a Julian de la mano y salimos de la tienda; logré ver de reojo cómo le hacía señas a la tipa. No me agradaba que Julian tenga sus expectativas tan bajas.

- Y... ¿qué conseguiste de la rubia esa? - pregunté totalmente seria.

La verdad es que mi primo no es nada feo. Pero muchas de las veces abusa de sus cualidades. Con 1.80 de alto, grandes ojos calor marrón, pestañas largas y cejas gruesas, cabello castaño oscuro, labios delgados y tez morena clara; siendo capitán del equipo de soccer de la escuela, según las demás animadoras: "es un adonis".

Se detuvo, dejó las bolsas a sus lados y busco algo en su bolsillo derecho delantero. De éste sacó un pequeño pedazo de papel perteneciente a la hoja de un cuaderno.

-¡Mira!- alardeó poniendo el papel en mi cara.

- Lo mínimo que consigues de una tipa como esa, pensé que ya tenías fecha - miré con repugnancia el papel entre mis manos y se lo aventé a la cara.

- ¿Fecha?- preguntó tratando de atrapar de nuevo el papel.

- Sí, ya sabes... una cita de "amigos" - respondí irónica haciendo señas con las manos al hablar, siempre las hago.

- Sólo debo decir... que se resistió - defendió volviendo a tomar las bolsas y caminando hasta las escaleras eléctricas.

- ¡Já! vaya "Mr. no se me va una a la primera", qué difícil chica te conseguiste esta vez- Me burlé caminando hacia atrás para verle a la cara. Se rió sin ganas.-Esa ha sido la risa más fingida de toda tu vida. Está bien, estás dolido porque no te peló a la primera, pero no te preocupes habrá más. - coloqué una mano sobre su hombro en señal de apoyo.

-¿No has pensado en ser actriz?- bajamos de las escaleras eléctricas.

- Ahora que lo propones...

Él negó con la cabeza.

- ¿Quieres que actúe como mono? ¿Eh? - movía mis brazos de un lado a otro y daba brinquitos a su alrededor. Las personas que pasaban por ahí me veían muy raro. Julian ya está acostumbrado.

Papá me había prestado el auto (sólo porque es el viejo, acaba de comprar uno) pero no se manejar. Después de dejar las bolsas con dificultad en el maletero Julian tomo asiento como conductor.

- A ver si la próxima vez que vengas al shopping, COMPRAS MENOS - me regañó.

- Lo dudo.

-Le diré a los tíos que te recorten el presupuesto, ¡se quedarán en quiebra con una hija así!

- Ja, ja, ja, muy gracioso -le respondí sin una pisca de humor alguno. Exagerado. Oh, quizá tenga razón...

Saqué mi colección de discos clásicos fabricada por mí y puse uno en el estéreo.

-***-

El anochecer ya se hacía presente.

- ¡Llegamos! - anunció Julian con alivio saliendo rápidamente de auto. Abrí a puerta de la casa y como siempre, no había nadie. Julian llegó por detrás y me asustó. Grité y me llevé una mano al pecho. No me gusta que me asusten. Vi que ya había dejado las bolsas en los sofás.

Se acercó a mí.

- ¿Te asusté?- me preguntó burlonamente. Achiqué los ojos, tense la mandíbula y recordando que mis zapatos estaban llenos de tierra y algo más, en respuesta pisé su par de tenis nuevo color blanco. Él se quedó inmóvil viendo cómo sus zapatos ahora eran grises, con algo verde y con algo rosa.

- Esta me la pagas primita.

Inmediatamente me eché a correr, sin ningún rumbo fijo. Sólo no quería que me atrapara, porque no sabía qué estaba planeando exactamente.

- ¡Jenny! ¡Ven aquí!

Creo que se enojó.

Di a parar a un parque no muy lejos de mi casa.

Pasé frente a una banca y vi a una chica leyendo un libro. Sólo hay una chica en la ciudad que hace eso a estas horas de la tarde-noche.

- ¡Oriana! - la saludé y me senté a su lado para tomar aire.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

- Me persigue... -logré decir, mientras tomaba aire desesperadamente. Su cara era tan graciosa. - Julian - concluí a lo que ella ali-geró su expresión y me dio un pequeño golpe en el hombro.

- Pensé que lo decias de verdad.

- ¡JENNY!

- ¿Qué le hiciste Jenny?

Sonreí. Julian se acercó a nosotras enojado.

- Los vas a lavar - me ordenó.

- Oblígame.

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