Las clases habían finalizado y Adrien iba a su casa, caminando.
El chico sentía una peligrosa y sonriente mirada muy cerca de él, se volteó y no vio nada más que la sombra de una chica, escondiéndose detrás de un poste.
Obviamente los brazos de ella eran visibles, al igual que dos coletas que cualquiera reconocería.
El chico sonrió.
Era fácil acercarse y pedir una explicación ya que ella no podía huir sin ser vista por completo, pero éso no sería divertido.
Era mejor jugar un poco con su amiguita.
Fingió desinterés, encogiendose de hombros y siguiendo su camino, por un callejón.
La azabache al creer que pasó perfectamente desapercibida, asomó su cabeza y al no ver moros en la costa, fue corriendo en dirección de su amado, con una enorme sonrisa.
Éso contaba como ir a casa juntos ¿no?
Llegó al callejón donde Adrien se había metido y miró a todos lados, caminando lentamente.
¿Dónde estaba?
Según sus sensores, Adrien estaba cerca.
Oyó a alguien detrás de ella, vio una sombra opacar la suya y palidecio al sentir como dos manos se posaban en sus hombros.
-¡Bu!
Asustó el chico mientras Marinette volteaba el rostro al conocer ése tono de voz, teniendo sus lagrimosos y haciendo pucherito, dando pequeños gemidos de pronto llanto.
El rostro de Chat noir palidecio y sudo nervioso mientras ella se daba media vuelta y le daba pequeños golpes por asustarla, defendiendose él con sus manos mientras formaba una sonrisa nerviosa.
Y así, gracias a Chat noir, Marinette no pudo ir a casa junto con Adrien y Chat noir le tuvo que comprar un helado a Marinette para que lo perdone.
Continuará...
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¡Hola!Por el momento, tengo pereza para actualizar las otras historias así que escribí algo rápido (más de lo usual) y salió esto, que me propongo en subir un capítulo por día, hasta el viernes.
Más tarde actualizó otras historias.
Espero que les guste está mini historia.
Gracias por su tiempo.
Volveré...