fue un sábado cualquiera,
de esos sin horas o sin fechas
donde no sabes quién eres
o que haces,
donde solo te importa vivir el momento,
disfrutar
y recordar.
fue una tarde de un sábado
aquella vez que me besaste
y nuestros corazones danzaron juntos
por primera vez
y probablemente,
por última vez.
fue aquella vez cuando dejé los miedos atrás
y me permití sentir de manera inefable
y caótica por tenerte enredado en mi piel.
y guardarte en mi memoria hasta la eternidad.
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melancolías efímeras
Poesiatodo el dolor que yace en mi interior, algún día desaparecerá, pero mientras tanto, lo usaré como musa para crear piezas inefables ante sus ojos.