Tres

41 1 0
                                    

Alan no durmió en casa aquella noche, ni tampoco en la calle junto a su vieja guitarra.

Conoció a una chica, más bien señora, que se dedicaba a...em....bueno, digamos que aquella mujer era una dadora de placer.

Elana se fue a casa después de todo, caminó las veinticinco cuadras que le quedaban, abrió la puerta, se quitó los zapatos y apagó el televisor que, innecesariamente, había quedado encendido.

Mientras tanto, en el hogar en el que Alan y Elena solían vivir, la señora Josephine se encontraba preocupada. Sabía que las cosas entre su niño y Elena no habían estado muy bien ultimamente. Pero quería que lo arreglaran, Josephine sabía que Elena era como un cable que ayudaría Alan a encontrar su felicidad.

Josephine haría lo posible por hacer feliz a su hijo, incluso adoptar a una niña sin pasado.

Elena & AlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora