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?: ¡No, por fav...!

Pum.

Tuve el valor, lo tuve. ¿Quién se lo habría imaginado? Por fin había apretado el gatillo y ahora mi plan estaba terminado.

Llevaba semanas ajustando los detalles, el asesinato perfecto para vengar una muerte injusta.

Las sirenas de la policía y de la ambulancia cada vez se oían más cerca, anunciando probablemente mi final. De todas maneras, y aunque había logrado mi objetivo, no podía dejarlo así.

Comencé a correr como si me persiguiera mi peor enemigo, y así era, hasta un pozo cercano. Allí tiré la pistola y continué corriendo.

Policía: ¡Alto!

Se acercaban, me estaban gritando. Las luces rojas y azules me deslumbraban, pero no me detenían. Nada me detenía.

Pero entonces di un traspiés y me caí de bruces al césped sobre el que estaba corriendo. Por supuesto, los policías no desaprovecharon esa oportunidad para acercarse a mí lo más rápido posible y ponerme las esposas.

Grité y pataleé cuanto me fue posible. Ni siquiera ahí, cuando la batalla estaba perdida, me dejé ganar. Jamás me rendiría, y menos por hacer justicia.

Sin embargo nadie impidió que me encerraran en el coche. Me sentí como un auténtico animal encarcelado, sobre todo cuando los medios de comunicación se acercaron con cámaras con flash y micrófonos.

Me tapé como pude, y ahí fue cuando me di cuenta de que estaba llorando.

Si ellos supieran por qué lo hice no habría sido así. Nada de esto lo hubiera sido simplemente si ese hijo de puta no se hubiera metido en mi vida.

Si todo hubiera seguido un curso normal, en ese momento podría haber estado con Lucía como siempre, riéndonos de cualquier estupidez. Juntas. Siempre juntas.

Pero no fue así, porque como siempre, cuando soy feliz, alguien viene y lo estropea.

Así fue mi vida y así será; lamentable y triste.

De repente todo se movía y las luces se alejaban. Me estaban llevando a lo que sería mi nuevo hogar: la cárcel.

Justo en ese momento se cerró la etapa más feliz de mi vida y empezó otra nueva. Otra de la que desconocía absolutamente todo, pero que no tenía ningún buen aspecto.

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𝓒𝓸𝓷𝓭𝓮𝓷𝓪 ; 𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓖𝓻𝓪𝔃𝓮𝓻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora