Judai sabía que tenían que separarse. El tiempo había volado una vez que ambos estaban de vuelta en Venecia y quería permanecer un rato más al lado del azabache con mirada de cielo que estaba de pie a su lado.
—Sabíamos que tendríamos que separarnos. —Dijo Yusei con voz grave.
—Pero fue muy pronto. —Se quejó Judai suspirando.
Ambos miraron el atardecer, permitiendo que los últimos rayos del sol les dieran algo de calor. Sabían que tenían que separarse, sabían que tenían que ir cada uno por su camino y seguir con sus vidas, pero no querían tomar el camino, no querían dejar al otro. Aunque sabían que no podían alterar más el tiempo, cualquier cambio, por pequeño que pareciera, podía desencadenar otra paradoja.
Ambos sonrieron y suspiraron al unísono, sabiendo que se les acababa el tiempo.
Yusei extendió su mano sin decir nada, tomó la mano de Judai con un gesto dulce sin que ninguno de los dos retirara la mirada del horizonte.
Suspiraron al unísono de nuevo, hasta eso habían logrado sincronizar, sus respiraciones...
Y sintieron en aquel gesto una promesa de volverse a ver, apretando la mano del otro, deseando que ese momento no terminase jamás, pero sabiendo que pronto podrían disfrutar de algo más que un simple roce de manos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
.
Esta serie de drabbles pertenecen al reto diez días con tu Ship, se supone se hace con el favorito, pero la verdad es que entre puzzleshipping y starshipping, no pude decidirme por alguno, así que van los dos al mismo tiempo.
.
(puzzleshipping)
Yugi estaba sentado en su escritorio, analizando su deck y preguntándose qué nuevas experiencias vendrían a su vida ahora que tenía las tres cartas de dioses egipcios, estaba agobiado por todos los pensamientos que lo invadían y hacía tiempo que Yami no decía nada.
Estando en su cámara mental le había escuchado murmurar algo, una especie de mantra ininteligible. Había recordado algunos recuerdos al ver las losas ceremoniales expuestas en el museo y ahora tenía una mejor comprensión del rompecabezas, pero no le había dicho a Yugi qué planeaba hacer.
—Ne, aibou. —Llamó Atem al fin, apareciendo en su figura etérea a su lado. —Quiero ver si aprendí bien esto.
—¿Qué cosa? —Murmuró Yugi sobresaltado por la repentina aparición de su compañero de batallas, su otro yo.
—Ponte de pie.
Yugi Obedeció situándose frente a Yami, quien sostenía las manos frente a sí. Yugi imitó el gesto cerrando los ojos y sintió una corriente de estática recorrerlo en su totalidad, las manos de Yami estaban entrelazadas con las suyas en un gesto físico que duró unos segundos nada más. Yugi abrió los ojos pero ya era demasiado tarde, la sensación se había desvanecido.
—Pronto... —Prometió Atem sonriendo ampliamente. —Pronto serán más que sólo unos segundos.
