El intento

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Arekkusu había aprovechado la excusa del desmayo para poder faltar una semana a clase, aunque llegado el fin de semana, sabía que no podía permitirse retrasarse más en sus estudios y asistencia. A pesar de que gracias a sus amigos pudo llevar la materia más o menos al día, sabía que no siempre podría huir. Tarde o temprano tendría que hacer frente a la realidad.
Se había pasado la semana pensando en ello, intentando hacerse a la idea de la situación, para que al menos, cuando volviese a ver a Zack no le diera otro patético desmayo.
-Maldita sea -maldijo apretando los dientes y ocultando la cara en una de sus almohadas. ¿Por qué tenía que pasarle aquello?

En aquellos momentos sus padres estaban en el salón, disfrutando de su día libre juntos, mientras que él estaba encerrado en su cuarto escuchando música, torturándose y preparándose mentalmente para el día siguiente.
La única parte positiva de su vida es que al menos tenía la suerte de tener unos padres que se quisieran tanto y se llevasen tan bien. Eso le alegraba, pero entre sus propios estudios y el tiempo que dedicaban a sus trabajos, a penas se podían ver.
De todas formas eso le daba un poco igual. Ya se había acostumbrado a la soledad, incluso lo prefería en aquellos momentos, antes que tener que expresar demasiado sus sentimientos y pensamientos. Sobre todo con ellos, que como no sabían nada de lo que le había pasado en el instituto, se había distanciado un poco de ellos, ya que no quería que se preocupasen por su culpa o que le mirasen con pena. Odiaba que lo mirasen con pena y lo tratasen distinto, como si fuera alguien delicado o como si mereciese un trato especial por ser alguien especial a raíz de su apariencia.
Igualmente consideraba que intentar expresar sus sentimientos y pensamientos a otra persona era un malgasto de energía, porque a pesar de que intentase explicar algo con palabras no siempre las palabras tenían el significado exacto que quería expresar y le daba la sensación de quedarse a medio camino de lo que intentaba transmitir. Como si no lograsen que lo entendieran. Además de eso, no siempre le llega realmente el sentimiento a la otra persona, no capta lo que intentas transmitir o lo interpreta de otra forma. La otra persona puede creer que te entiende, pero realmente no es del todo así, ya que nadie es capaz de saber cómo siente las cosas otra persona y a cada uno le afectan las cosas de forma distinta, por sus propias experiencias de vida, así que, ¿cuál es el punto de intentar decir lo que sientes? Al final te puedes acabar sintiendo más solo, incomprendido y cansado, después de intentarlo. Intentar comprender a otra persona sin realmente poder hacerlo podría hacer más daño a esa persona, porque aunque veas que lo intente, también ves que no lo puede alcanzar, lo cual solo aumentaría tu sentimiento de soledad.
Es por eso que prefería asumir él solo su problema con Zack, antes de que nadie intentase entenderlo a ayudarlo desde su punto de vista, ya que no lo verá ni entenderá como él. Además, tampoco quería causar molestias a nadie con sus tonterías.
-Aún así sigo sin saber cómo podré superar todo esto -suspiró- Creo que este será el año de mi muerte...

Y con este tipo de pensamientos que se repetían a lo largo del día, lamentablemente llegó el día siguiente.
Había dormido mal por la angustia y los nervios, además de tener una pesadilla en la que una serpiente gigante venenosa lo perseguía por un sitio en ruinas para morderlo y asfixiarlo. Él se escondía en escondrijos pero al final lo encontraba y lo estrangulada. Algo muy agradable.
Se despertó al caerse de la cama de golpe.
-"Seguro que tiene que ver con él" -pensó sudoroso y un tanto asustado, con la respiración agitada y el corazón rebotando en su pecho como loco.

Estaba de camino al instituto cuando sus dos amigos lo alcanzaron corriendo por detrás.
-¡Hombre! ¡¿A quién tenemos por fin aquí?! -exclamó Risto emocionado al verlo, rodeando con el brazo el cuello de Arek y revolviéndole el pelo.
-Buenos días Arek -saludó Abril con una risita por el escenario.
-Que solo he faltado una semana a clase. ¡No he muerto y vuelto a resucitar! -contestó alterado intentando apartase de su amigo de 1 metro 80.
-Pero te echábamos de menos -contradijo meloso frotando su mejilla con la de Arek- No es lo mismo sin ti...
-¿Ah no? -se sorprendió apartándose de su pegajoso amigo.

¿Los que se pelean se desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora