Se dijo a si mísma "No seas mirona, Rebecca." así que, para pasar del enigma de quién era su nuevo vecino, tomó su portátil y lo conectó a un parlante mientras reproducía Heartless de The Fray. Comenzó a hacer los deberes de biología y cuando ya estaba por terminar, el timbre de su casa resonó por el lugar; sobresaltándola.
Extrañada, caminó hacia la puerta ¿quien sería? Su tía no llegaría en bastantes dias más.
Al abrirla, una sonrisa preciosa, un cabello largo color azul y morado en degradé, alta y delgada. En sus manos, un pie de arándanos.
-Hola, soy Gemma, -tendió su mano, Becca la tomó confusa- soy tu nueva vecina -los ojos de Becca brillaron hermosos mientras sonrió-.
-Oh, soy Becca uhm...un gusto ¿quiere...pasar?.
-Claro, y esto es todo tuyo -le tendió la tarta-.
-Gracias... ¿quiere algo? Jugo, agua, uhm cerveza o gaseosa.
-Jugo, por favor. Y dime, Becca ¿Tus padres no estan?.
El corazón de Becca paró de latir por unos segundos.
- No...ellos...-aclaró su garganta, no iba a llorar, pero era un tema complicado- vivo con mi tía, ellos murieron hace unos años.
Gemma llevó sus manos a su boca, sintiendose absolutamente culpable.
-Oh dios, lo lamento mucho, no sabes cuanto te comprendo, yo vivo con mi hermano, Harry. Nuestros padres igual murieron cuando éramos pequeños y yo me he hecho cargo desde entonces.
Habló tan rápido que Rebecca se tuvo que esforzar por comprender que dijo.
-No, no se preocupe, pasado superado. -sonríe. Miente.- Lamento lo de sus padres, igualmente.
-Pasado superado. -reusó las palabras de Becca- Hey chica, no me trates tan formal, que solo tengo veinticuatro.
- Vale... Me agradas, Gemma, hace tiempo no hablaba con alguien.
- ¡Que va! Linda, eres un amor. Y dime, ¿cuantos años tienes?.
- Diecisiete, pero faltan unos meses y cumplo años.
- Vaya, quizás te lleves bien con mi hermano, tiene diecinueve. Oye Becca, se que esto no me incumbe, pero ¿que diablos te pasó en la mejilla?.
Oh,no.
- ¿Yo? Uhm... Me caí.
- No tengo muchos conocidos por aquí, y eres agradable, así que Rebecca, puedes contar conmigo, confiar en mí. Puedo estar para ayudarte.
Becca tuvo que aguantar las lagrimas. No habían sido las palabras mas lindas, pero si las necesarias.
- Mark Ross...uhm... el me ha golpeado, lo... lo hace desde un tiempo junto a su gemela, Heather. Todo el salón me molesta por mi peso, pero solo ellos me...golpean. La verdad ya me acostumbré.
Tras varios segundos de silencio, Gemma seguía sorprendida.
- Son unos hijos de... Mira Becca, si yo fuese tú haría una de estas dos cosas: a) bajo de peso y le restriego en sus caras lo hermosa y bien formada que me veo. O b) comienzo a defenderme, ya sabes, si te golpean, lo devuelves. Lo que sea que quieras, cuentas conmigo.
- Bueno... Yo lo tomaré en cuenta, gracias Gemma.
- ¡Ay, no! Harry ya se desesperó.
Rebecca comprendió lo que decía cuando Gemma sacó su móvil y contestó.
- Si... No... ¿Es necesario?... Demonios... Vale, voy para allá. -colgó- Becca, me tengo que ir, Harry no encuentra nada, ¿Esta noche harás algo?.
Becca se encogió de hombros -Nada.
- Vale, por la noche podrías ir a mi casa, podemos ver una película o alguna cosa ¿vale?.
- Suena genial, puedo llevar algo.
- Es un trato, jovencilla, -rieron- puedes llevar palomitas, yo tengo lo demás. Adiós, cariño.
- Nos vemos, Gemma.
"Uau. ¿Que fue eso?" Se preguntó luego. Al llegar a su cuarto, terminó por fin sus deberes, dejó lista la ropa para el día siguiente y bajó a preparar las palomitas, las hechó en un bol y caminó hasta la casa de Gemma.
- ¡Hey! Adelante, mi casa es tu casa, lamento el desorden, pero solo he instalado algunas cosas.
-Oh, no hay problema, y dime ¿qué veremos?
- El conjuro -hizo una mueca de terror - Siéntate en el sofá mientras yo voy a por las bebidas, veré si Harry quiere bajar.
Rebecca se acomodó y a los minutos Gemma volvió, sola.
-No quiso, no hay nada que hacer.
-No hay problema.
A las una cincuenta y ocho de la madrugada terminaron de ver una de las películas, luego de que terminara "El conjuro", el miedo era tan grande que decidieron ver algo más relajado. El problema fue al otro día, cuando Rebecca sintió la alarma a eso de las siete con diez de la mañana. Maldijo para sus adentros tener que estudiar y no poder quedarse a dormir.
Un sweater azul de lana, unos tejanos ajustados y unas converse negras ocultaron su cuerpo.
Las puertas de la secundaria se abrieron dando paso a una chica herida que nedie podía ver. A su lado izquierdo, un grupo de porristas de cuerpos (mas no cerebros) moldeados por dioses, miraba con atención hacia el frente: En los casilleros, un chico de tatuajes y perforaciones, cuerpo perfecto, rostro esculpido a mano y mirada gélida intentaba abrir su casillero; al no poder, golpeó la puerta y salió del lugar. Rebecca quedó pasmada ante semejante belleza.
Aún así, perdió toda esperanza al recordar su físico.
Caminó directo al salón de Historia, iba justo a tiempo, rogando que Heather y Mark no llegaran aún.
Petición rechazada.
-Joder, Becca, amas ser golpeada seguido.
-Mark, hermano mío, primero se dice "Hola", así, mira.
Caminó directo a Becca, un paso que avanzaba Heather, lo retrocedía Becca, hasta chocar con la pared.
-Hola, Becca -estampó su mano en la mejilla de la chica-.
Harry Styles, quien se apresuraba para llegar a la clase de Historia, se detuvo abruptamente al escuchar un gemido tras la puerta cerrada que en dorado tenía escrito «Historia». Maldiciendo, abrió la puerta, y aunque esperaba ver algo asqueroso (alumnos teniendo relaciones), se econtró algo peor:
Una chica de cabellos rubios golpeaba a otra de cabellos castaño-rojizos, mientras un chico sujetaba las manos de la última tras su espalda. La chica tenía las mejillas sonrojadas y los ojos llenos de lagrimas.
A grandes zancadas llegó hasta ellos, los hermanos se encontraban de espaldas, pero vieron la sorpresa en los ojos de Rebecca.
Mark abrió los ojos a tope cuando Harry tomó a Heather por la espalda y la empujó contra una mesa, corrió a ver a su gemela.
Los alumnos ya entraban en parvadas por la estrecha puerta.
Styles se acercó a Williams.