-Gilipollas, vendrás a vernos si o si.
-Deja de chillar, Malik, que ya me tendrás aquí en gloria y majestad por estos días.
-Ya, ven aquí.
Y sin más, formaron un abrazo grupal.
El jóven Harry Styles de tan solo diecinueve años, se despidió de sus cuatro mejores amigos.
Gemma Styles salió de aquella casa de malos recuerdos, con una caja en sus finas manos. Observó a su jóven hermano y sus cuatro amigos abrazados, se podía ver una hilera de diez brazos completamente intervenidos con tinta, sonrió nostálgica, lanzando por los aires la caja y corriendo hasta ellos para unirse en su conmovedor abrazo. Al llegar, los cinco la miraron y, amablemente la unieron a ellos, si, Gemma era querida por esos cuatro chicos de aspecto punk, y obviamente amada por el quinto.
-Bien-Sonrió la chica- ya es hora.
-Adios Gem, te queremos-Dijeron cuatro voces descoordinadamente-.
-Adios chicos, y yo a ustedes, nuestra casa será su casa así...
-Ya Gem, dejate de cursilerías, adios cuarteto de gilipollas, nos estamos viendo.
Y sin más subieron al auto rumbo a Londres, Inglaterra.
Harry Styles era físicamente un jóven de diecinueve años, alto, delgado aunque repleto de músculos, ojos verde esmeralada, cabello castaño y hasta el cuello, labios rosados, delgados pero bien definidos.
Repleto de tatuajes, un piercing en la ceja derecha y otro en el labio inferior al lado izquierdo
Aparte de algó estetico pero significativo, era un método de aullentar a las personas. Un método de defensa.
"Todos los que me aman, mueren.
Todos los que me quieren, sufren.
Y no puedo permitir que eso continúe".
Eso pensó Harry Styles meses después de la muerte de Ane y Dess Styles. Sus amados padres fallecieron cuando el adolescente sólo tenía trece años, y si no fuera por Gemma, hubiese quedado completamente sólo y desamparado. Ella era mayor por cinco años, y se dedicó a él como si de eso dependiese su vida.
El problema, fue cuando el pequeño Styles notó que sus cuatro amigos no lo abandonarían por nada, ni nadie.
Y entoces, supo que no estaría solo en eso. Aun que sólo con ellos y su hermana podía ser él mismo.
Frío. Solo así puedes definirlo.
Para tener diecinueve años, ya había sufrido bastante.
En eso pensaba, cuando su hermana llamó su atención.
-Ya llegamos, Harry.
-Vale, ya se.
Bajaron del auto, y el chico miró a su nuevo hogar.
-Hogar dulce hogar.
Una nueva vida amenazaba por cambiar las leyes de Styles.