Calma

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Tomura, uno de los villanos más buscados de los tiempos, un enemigo de todo aquel que hozara a llevarle la contraria y/o ser un héroe. Este hombre se había tomado un descanso luego de muchos intentos de asesinato contra All migth y Midoriya Izuku.

Caminaba por los viejos senderos de un pueblo lejano, a unos cuantos pasos más a tras del venia caminando su perro guardián, el cual se veía como siempre, con la mirada seria sin mostrar emoción alguna, observando cada detalle del lugar en caso de que se llegaran a perder o hubiera alguna cosa extraña que le indicara peligro.

-¿Porque has venido? Dije que me tomaría un descanso de todos eso te incluye a ti.-Shigaraki detuvo su andar, pero no se giró para ver a su acompañante, decidió mirar los peces del rio, asomándose por el puente rojizo que transitaban.

Dabi le observo silencioso, ni el mismo sabia el por qué, tan solo sentía que el jefe no podía andar solo, menos cuando este es un villano bastante buscado, por lo que solo vino y ya. No es como que se lo hubiera cuestionado así mismo antes.

-No debes andar solo, eres buscado fuertemente por la ley.-Junto sus labios en una line recta, para acercarse lentamente hasta el otro, quedando tan extrañada mente cerca que podía rosar sus brazos. Shigaraki le miro de reojo, notando como este no despegaba la mirada de su rostro, mirándolo de manera tan detallada que le resultaba incomodó y esa era una reacción que no era habitual para su sistema.

-¿Insinúas que no se cuidarme solo? Pequeño bastardo...-Por unos pequeños instantes deseo haber traído su máscara para no exponer sus emociones, aunque generalmente no tenía ninguna, pero Dabi le hacía sentir ya inquieto, por lo que tal vez tenía un don para hacerle sentir otras cosas.

-No, pero podrías necesitar ayuda.-Dabi comenzó a caminar, deseaba de alguna manera pasar por la pequeña placita que se encontraba al otro lado del puente cerca de un conjunto de grandes y hermosos árboles.

Tomura le siguió a los segundos, intuía hacia donde quería ir el pelinegro.

Los sonidos de los pájaros cantando le resultaban reconfortantes, algunos se tomaban atrevimiento de ponerse muy cerca de ellos, jugando entre los barrotes de unos resbalines o bañándose en las pequeñas posas de aguas. El pelinegro se veía tranquilo, sentado sobre un columpio, pero sin jugar con este.

La brisa de la tarde golpeaba su rostro, moviendo los cabellos que tapaban su rostro, mostrando detalladamente sus labios resecos, sus ojos rojizos y unas cuantas cicatrices. Con la vista de su acompañante, una anécdota que no solía tener todos los días, la pregunta llego más rápido a su mente que su reflexión sobre ello, ¿Cuál era el motivo para hacerse daño? ¿Cuáles eran los motivos para tener esas actitudes tímidas? Porque taparse el rostro solo era una señal que le indicaba su miedo. ¿Pero miedo a que exactamente?

Tomaron los poco minutos que le quedaban antes del anochecer para contemplar la tranquilidad del lugar, donde ni si quiera les daba gana de ser un villano, fue allí donde vieron las primeras estrellas salir.

Fue allí donde algo extraño paso, un acto tan simple, pero sería el comienzo de varias anécdotas que le pondrían en más de un apuro, en lo cual pasarían muchas vergüenzas, donde nuevos sentimientos llegarían a sus vidas.

"Sus miradas se mantuvieron fijas en el contrario"

No les pareció raro, se sintieron cómodos con el otro.

Dabi, sin saber porque....Sonrió.

-Ya se nos hará tarde...-El pelinegro se levantó ante la mirada expectante del contrario. Y es que Shigaraki no sabía que había pasado, no procesaba muy bien lo que acababa de pasar, pero aun así siguió sus pasos por detrás, observando su espalda, la cual parecía ligeramente más interesante ante sus ojos.

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Después de unos largos minutos de caminata nocturna, lograron llegar a la pequeña cabaña, la cual había conseguido Kurogiri para su jefe. Era de madera, se notaba desde lejos que era una casa antigua, la cual seguramente no había sido habitada por un tiempo, pero que por obvias razones ahora estaba limpia.

Lo primero que descubrieron es que solo había una cama, por suerte matrimonial, pero que lastimosamente tendrían que compartir por la estupidez del pelinegro al no querer dejarlo solo.

El rostro de Tomura decía todo lo necesario, definitivamente no le gustaba la idea.

-No suelo dormir mucho, así que me mantendré en el sillón.-Dabi continuo inspeccionando el lugar, el cual le recordaba a su antiguo hogar, con adornos antiguos y un ambiente frio pero ciertamente acogedor. Shigaraki por su parte se debatía mentalmente en dejarlo hacer lo que quisiese o decirle que no tenía ningún problema con dormir juntos, ¿Pero porque tantas vueltas? Los dos eran hombres ¿No había problema, verdad?

-Me gustaría dormir contigo....-Sus miradas se conectaron una vez más. Tomura noto el desconcierto del menor y supo que se había malinterpretado. Demonios, hace tanto tiempo que no había sentido sus mejillas arder tanto.-!No¡ D-Digo...! No me molesta ¡-

Se cubrió con su máscara para no verle directamente, quería morirse, pero a la vez tenia curiosidad por saber cómo sería dormir en la misma cama, por lo que tendría que seguir viviendo.

Debería enterrarse cinco metros bajo tierra.

-No hay problema, las órdenes del jefe se tienen que cumplir.-Shigaraki estaba incomodo, por lo que trato de enfocarse en otra cosa, como querer beber té. Fue hasta la cocina buscando el recipiente para calentar agua, también una taza y una cuchara. Entonces se fijó en que el pelinegro le observaba ansioso, observo y actuó.

Una vez el agua lista, junto al té, lleno las dos tazas, pasándole al otro rápidamente una de estas.

El pelinegro le agradeció con un asentimiento, para terminar sentados juntos en la mesa, con un silencio incómodo.

Nunca antes habían estado en una situación parecida, lo más incómodo que había pasado entre ellos dos fue aquella vez en que Toga les dijo abiertamente que harían una pareja interesante, no como villanos, sino como pareja, un romance de esos que ninguno conocía.

Tomura había estado con algunas chicas en su adolescencia al igual que Dabi, pero ninguno sintió un gran placer, no como ese que describían en las películas, como ese desborde de pasión que es capaz de ponerte la mente en blanco, jamás ni siquiera se acercaron a sentir algo parecido.


El calor proveniente de la taza le hacía pensar, ¿Era ese tipo de calidez del cual hablaban?



Repentinamente las luces se apagaron.

Una noche mas. (DabixShigaraki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora