CAPÍTULO 25

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El helicóptero está en descenso... Marcos luego de desmontarse rodea la nave... La puerta abre del lado donde estoy... Marcos retira algunos los cinturones de seguridad junto a los auriculares. Al salir del helicóptero veo algunos de los escoltas de Marcos. Una mujer que no pasa de los treinta años con la misma ética formal con la que visten las mujeres de la empresa aparece frente a nosotros.

—Me llevaré a su princesita—. Dice la mujer para ambos. Haley me mira en busca de una aprobación. Hago un gesto para que la pequeña corresponda la mano de la mujer y pueda ir con ella.

—Ve—. Aún no se ha marchado la sonrisa en mis ojos.

—Le traeremos a su hija en dos horas—. Mi ceño frunce bajo mis facciones y el rubor ardiente traspasa  cada cada milímetro de mi rostro en el momento que la mujer pronuncia esas palabras en dirección a Marcos.

—Está bien—. Responde Marcos a la mujer. Haley se despide de ambos con un adiós antes de volver con la mujer.

—Vaya—. Es casi lo único que he podido decir desde que bajé del helicóptero. La verdad es que estoy más sorprendida que Haley, no esperaba estar aquí hoy, ni siquiera pasó por mi mente todo esto.

—¿Quieres ir a caminar?— pregunta con el brillo coqueto de su mirada.

—Sí—.

Mi corazón da un vuelco en mi pecho mientras algo en mi estómago cosquillea con fuerzas en el momento que que Marcos toma mi mano enlazando sus dedos en los míos en una caricia.

—La verdad no sé que decir de esto... Creo que está siendo más sorpresivo para mí que a Haley—. Digo con voz tímida mientras andamos fuera del terreno privado donde aterrizamos.

—Haley es una niña muy dulce, es lo menos que pude hacer—. Levanto la mirada fugazmente y es cuando me encuentro con su mirada coqueta puesta mí mientras avanzamos bajo el sol brillante de Orlando.

—Estoy segura de que no olvidará esto y de verdad te agradezco por eso—. La timidez reina una vez más en mis palabras... Vuelvo la mirada en él.

—No me tienes que agradecer—. Una sonrisa reluciente pinta su rostro. —Momentos como estos me gusta vivirlos; soy quién debe agradecerte por permitir pasarla con ustedes—. Sonrío dejando fluir el rubor.

—Haley lo hizo y no pensé en que estarías disponible para hoy. De ahora en más serás más que bienvenido—.

—Yo estaré encantado—. Sonrío una vez más luego de que mis dientes mordisquean mi labio inferior.

Avanzamos entre la multitud de personas que se recrean en el campus de Disney. Marcos y yo entramos a una tienda de disfraces. Llevamos casi una hora riendo mientras hacemos bromas con las máscaras y disfraces... Nunca imaginé ver este lado tan gracioso y juvenil de Marcos.

—¿Cómo me queda el rojo?— pregunto al colocarme una peluca de Ariel la Sirenita.

Arque una ceja con fingida confusión... —Horrible—.

—Vaya que honesto—. Ríe. Se coloca una máscara de Mikey Mouse.

—¡Es broma!—. Una carcajada se me escapa al escuchar como imita la voz de Mikey. —¿Cómo me queda esta?— pregunta.

—Fatal. No me gusta Mikey—. Digo con fingido disgusto. Suelta una carcajada.

—Esta te va bien—. Tomo una máscara de Mcpato y la coloco sobre la de Mikey que lleva puesto.

—Mcpato es un arrogante y mezquino, no me agrada para nada—. Río con ese comentario.

—Debería agradarte—. Retira ambas máscaras.

 CASI ENAMORADOS®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora