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Estoy frente a las cocinas del catering donde voy a tener que trabajar todo el verano. La empresa es de mi tía y no necesito este trabajo. En dos años probablemente sea el dueño de varias empresas que heredaré de mis padres. Pero a mi madre no le parece que esté preparado para dirigir nada.

Palabras textuales:

"Eres un bueno para nada que se está pegando la vida padre a costa de nuestro esfuerzo, vas a tener una dosis de realidad, lo quieras o no. Eso o no verás ni un euro más de aquí a que encuentres tu primer trabajo y pagues tus vicios tú solito"

Imagínate, yo tenía una resaca que en lo único que podía pensar era en que dejara de gritar cual banshee desmelenada.

1) No soy un bueno para nada, valgo para muchas cosas, distinto es que sean cosas que ellos valoren.

2) No pedí sus estúpidas empresas ni su estúpido dinero que me reclamaban cada vez que lo gasto como si las pequeñas cantidades que me daban fueran a mermar sus fortunas.

3) Mi novio del momento me había dejado después de pulirse todo ese dinerito, que a mis padres tanto parecía molestarles que me gastara, en drogas y caprichos. Joder, que tengo el corazón roto y ni consolarme pueden.

Pensé que se le pasaría la idea en unos días, pero ¡qué va! Me ha mandado a este lugar sin gracia a servir como un camarero cualquiera. A ver, que no tiene nada de malo ser camarero, pero yo soy más de beberme las copas que de servirlas.

Suspiro desganado, menuda tortura de verano. Estoy estudiando la carrera universitaria que ellos me obligaron a hacer, tengo tres idiomas, ¿qué más necesitan? ¿Qué sea responsable? Dejarme tirado todos los años con una nanny para que ellos se fueran durante meses de viaje no lo veía tan responsable como ellos querían hacerme creer.

Pero no le digas eso a los señores Astenxo que pueden empezar a echar espumarajos por la boca y querer llevarme al programa de Hermano Mayor por ser un mal hijo, ingrato, vago y pendenciero.

En fin, muevo mi culo del capó del coche y me dirijo al interior del edificio. Nada más entrar veo a un montón de gente de un lado para otro y nadie repara en mí.

Nunca había estado aquí, pero imagino que mi tía estará en su despacho. Paro a una chica que va hasta arriba de cajas de fresas.

—¿El despacho de Marita?—pregunto, la chica me mira con cara de pez. Joder, tampoco es tan difícil la pregunta.

—¿Quién?—pregunta la chica, esta cuando repartieron las luces no pilló ni los leds más baratos del Ikea.

—La dueña, cielo.—Su cara se iluminó.

—La señora Sanchís no está.—¿Cómo que no está? ¿Y qué hago yo ahora? Bueno, yo he ido, así que si no está me vuelvo a la piscina que es donde mejor se está, quizás llame a Lucas y que se traiga alguna "cosita" para pasar el rato.

—Bueno, dile a mi tía que he venido y que ya volveré mañana—¡Salvado!

—¿Borja Astenxo?—escucho a mi espalda, eso suena a que no me voy.

Un chico más o menos de mi edad es el que ha dicho mi nombre casi como si fuera un insulto, este tenía que estar abonado al club de mis padre, y no al de golf precisamente.

—Sí, soy yo.—A pesar de su cara de oler mierda al mirarme, es bastante guapo. ¿Será gay?

—Tu tía me ha pedido que vengas con mi equipo.—Y sin más se da la vuelta, ni un sígueme, ni un encantado, nada. Este tío es un borde, pero oye a mi los bordes me ponen mucho.

Así que le sigo, tampoco tiene mal culo, aunque los he visto mejores. Me lleva a un almacén.

—Busca uno de tu talla y ve a la segunda puerta a la derecha. Taquillas y baños a la izquierda. Date prisa.

Polos opuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora