Capítulo dos.

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Josefina Gutierres.

— Que asco de día. —llevo su copa de vino a la boca mientras veía seriamente a su alrededor buscando una nueva víctima en aquel bar lujoso

El tintinear de una campana hizo que inconscientemente girará su cabeza a aquella parte donde observó minuciosamente la llegada de una bella chica —digna de la realeza—, ya sabía quien era esa chica, llevo nuevamente su copa a sus labios dando un gran sorbo de vino así acabándolo en segundos y con una sonrisa dejo la copa con unos billetes dentro —pagando su copa— y se levantó de su silla con una elegancia que a ella misma le dio asco pero que lo oculto con una sonrisa amable y fue directamente hacía esta mujer, paso a un lado de ella —la duquesa de Norwest— oliendo la cara fragancia que impregnaba todo su espació, casi le daba ganas de vomitar, casi.

— ¿Esta ocupado este asiento? —pregunto con una sonrisa

La Duquesa la volteó a mirar con una tranquilidad dejando su taza de té con una elegancia —queriendo remarcar que era de la alta sociedad— y la mujer quiso rodar los ojos pero se abstenía que si de hacerlo no podía llevar al cabo su plan, así que solo sonrió.

— No, no esta ocupado. —le respondió mirándola con aburrimiento—. ¿Tu eres...?

Josefina tomo asiento en el lugar vacío y la miro con una sonrisa ladina y antes de contestar alzó su mano llamando a un camarero que estaba cerca de ella.

— ¿Si? ¿Que se le ofrece, madam?

— Me da una botella de vino... De las mas caras que tengan en este bar. —termino de decir mirando de reojo a su “acompañante” la cual la miro con una sonrisa ladina, el camarero asintió y se marchó de ahí

«Esta zorra es una interesada.»

— Yo soy Claudia de Norwest, un gusto. —le extendió su pálida mano con una sonrisa

La villana estrecho su mano con la de ella.

— Josefina Gutierres, mucho gusto Duquesa.



[♕]



— ¿Quieres ir conmigo a un lugar mágico? —la villana ya estaba harta de la Duquesa ya que desde hace horas no dejaba de hablar y mas que ya estaba muy ebria, su plan marchaba muy bien— ¿Que dice, Duquesa?

La nombrada río alegre mientras daba aplausos a lo cual Josefina rodó los ojos.

— ¡Si! Yo quiero ir a ese lugar mágico.

La azabache se levanto del asiento llamando al mesero el cual llego en un dos por tres.

— ¿Que se le ofrece?

— La cuenta. —hablo esta mirando de reojo como el empleado de la Duquesa se la llevaba

Miro impaciente al mesero el cual estaba sacando cuentas de todo lo que habían ordenado, miro de reojo a la puerta pero esta ya no estaba a lo cual saco de su cartera en dinero y se lo dio de inmediato a este.

— Quedate con todo, ¡adios!

La villana corrió a la puerta del bar y al abrirla se topo con un hombre el cual en cuanto la miro sonrió cómplice y le agarró el brazo a lo cual la mujer se le quedó viendo asesinadamente.

— Nos volvemos a encontrar, Josefina.

Y con esto ella supo que se encontraba en problemas y que su víctima —la Duquesa— ya se había ido y eso la enfureció mucho.

— ¡Idiota! ¿Sabes lo que acabas de hacer? —rugio molesta soltándose del agarre de su antiguo amante —el duque Guillermo—

Guillermo río alzando ambas manos con inocencia fingida.

— ¡Oh ya! —dio una sonrisa— ¿Acaso ibas a matar a la Duquesa Norwest?

Josefina lo empujo.

— ¿Y eso a ti que te importa? ¡¿Ha?! —lo rodeó y empezó a caminar detrás del bar, hacia el bosque

Guillermo la siguió con una sonrisa pensando en el exquisito plan que llevaría al cabo esa misma noche. La villana estaba que echaba humo por las orejas, estaba furiosa con ese hombre y mas que nada estaba furiosa con ella misma pues dejó escapar a su presa.

— ¡Mierda! —cerro los ojos al sentir el fuerte agarre que había echo Guillermo en ella— Sueltame ¡ya! Antes de que haga algo de cual te arrepientas luego.

El nombrado río agarrando la cintura de esta y pegándola al árbol mas cercando de ellos, ya no tenía escapatoria.

— ¡Oh vamos cariño! —le dijo acercando su cara a la de ella, miro como tragó duro— Te he extrañado tanto, mi amor.

Josefina sintió que su corazón de piedra volvió a latir después de mucho tiempo y se odió a ella misma. Sabia de antemano que ya no podría huir de el, y a la vez le gusto ya que lo extrañaba mucho.

— Yo también, mi vida. —agarro el rostro de él entre sus manos acariciándolo—. Yo también te he extrañado mucho.

Y ahí en ese lugar supo que cualquier cosa que el le pidiera lo haría sin rechistar.

— Siempre haz sido mía Josefina, y ahora mismo te lo demostraré.

Con aquellas palabras se desataron entre ellos, no importaba que alguien los viera, solamente querían aprovechar ese momento para que supieran cuanto se extrañaron. Ahí mismo Josefina sintió su alma y corazón sentir de nuevo y eso en un futuro le iba a perjudicar.

Chica mala  ;  Descendientes ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora