Emilio estaba al borde del colapso, había regresado de la preparatoria a dormir un rato antes de su cita con Joaquín, pero como nunca se debe confiar en uno, no se despertó a tiempo. Solo despertó a más de 10 llamas perdidas y 20 mensajes de su novio preguntando si iría o lo dejaría plantado. Aún con el uniforme, salió corriendo mientras marcaba el número el chico.
—¿Qué pasó? ¿Te dormiste otra vez? — Escuchó la voz burlona de su novio, por el ruido de fondo dedujo que seguía en el lugar acordado.
—¡Sí! Pero ya voy, amor. No tardo.— Dicho esto, tropezó con su mochila. Tenía la costumbre de dejarla aventada por la entrada, ahora aprendería a no hacerlo. Tras dejar salir un quejido, pudo escuchar a su novio reír.
—Te espero aquí, no me muevo. Ten más cuidado, te amo.— Y colgó. Emilio sobaba su rodilla aún quejándose.
Fue hasta la mitad del camino que notó que seguía en su uniforme. De seguro Joaquín iba hermoso como siempre –pensó– y él llegaría así, hasta con el almohadazo en el cabello.
Joaquín no dijo nada cuando lo vio llegar así, solo sonrió divertido y le dio un pequeño beso, para después arreglar con cuidado el cabello de su novio. Emilio solo lo podía ver embobado, aunque llevaran 10 meses juntos, él sentía que lo estaba viendo por primera vez, que era imposible que alguien tan bello como él existiese. Cuando terminó la atención en su cabello por fin pudo hablar.
—Perdóname por llegar así y hacerte esperar tanto, Joaco.— Sus labios se transformaron en un puchero mientras su mano atrapaba la contraria.
—No te preocupes, el uniforme te queda bien sexy.— Bromeó uniendo su mano. Con una sonrisa ambos fueron por un helado.
Mientras reían y de vez en cuando se daban besos discretos, una chica apareció frente a la banca donde ambos estaban sentados. La reconocieron, era Azul. Una amiga de la escuela de Joaquín que no habían visto en un buen rato.
—Azul, qué sorpresa verte por aquí.— Joaquín estaba sorprendido. La chica no le hizo caso y solo veía a Emilio con los brazos cruzados.
—¿Qué te trae por aquí? — Ahora preguntó Emilio. Le parecía rara la actitud de la chica con su novio, después de todo ellos eran los cercanos y él solo empezó su amistad con ella por ser la pareja de Joaquín.
Azul no dijo nada por unos segundos, su vista pasaba de su rostro al helado en sus manos. Con un suspiro dejó caer sus brazos y sonrió levemente.
—Gracias por hacer feliz a Joaco. Y tú.— Vio hacia la dirección de su amigo. —Te extraño.— Y así se fue. Dejando a la pareja un poco confundida.
—Últimamente anda rara, no sé si le hice algo. Parece que no quiere hablar conmigo, me ha estado ignorando.— Terminando de hablar, Joaquín hizo un puchero. Causándole ternura a su novio, quien solo le dio golpecitos en el hombro riendo.
—Déjala, de seguro fue por no invitarla a nuestro viaje. Desde que regresamos está como enojada. Ya se le pasará.
Las horas pasaron, ellos simplemente se divertían. No hacían la gran cosa, solo comían y comían. Y de vez en cuando tomaban fotos del paisaje. Para ellos solo existían los dos en ese precioso momento, ya no les importaba la gente de al rededor, era como si desaparecieran.
Cuando los dos intentaban alimentar a una ardilla, Emilio escuchó el tono de llamada proveniente de su celular. Estaba seguro que sería su mamá o su hermana para decirle que era hora de regresar a casa. Le pasó la comida a su novio y contestó.
—¿No crees que ya es tarde? Tienes que regresar. Mamá se va a enojar.— Era la voz de su hermana, la notaba un poco preocupada, supuso que sería el simple hecho de no haber avisado.
—Perdón, dejo a Joaquín y regreso. — Su hermana sólo le regaló un "ok, con cuidado" y ambos colgaron.
Regresó a su novio, dándole un pequeño susto picándole las costillas. El grito que soltó lo hizo soltar una carcajada, mientras su novio solo se cruzaba de brazos actuando ofendido. Emilio sabía cómo hacerlo cambiar su actitud.
Se acercó al chico, cortando toda distancia que los separaran. Estaba tan cerca de él que sus respiraciones se combinaron, sus corazones latieron al mismo ritmo y sus ojos se volvieron uno al verse fijamente. Tomó a Joaquín de la cintura y lo besó dulcemente, dejándolo con una sonrisa cuando se separaron.
—¿Nos vamos, amor? — Preguntó. Joaquín sonrió y aceptó.
Cuando llegó a la casa de Joaquín, su hermana le abrió la puerta. Estaba vestida con un short de pijama y una sudadera de Joaquín, la reconoció porque fue un regalo de cumpleaños. Le pareció tierno verla así, últimamente usaba mucho la ropa de su hermano porque "se veía cool".
—Buenas noches, Ren. Como buen caballero traigo al señor Bondoni a su dulce hogar.— Mientras decía esto, puso su mano en el hombro del chico.
—Muchas gracias, Emi. Mamá ya se durmió, pero yo le digo que vino contigo.— Sonrió. Emilio asintió, vio a su novio entrar, se despidió con la mano y se fue.
Cuando llegó a casa, su mamá lo estaba esperando con una taza de té. No le dijo nada, solo se la dio y le pidió que se fuera a dormir cuando se la terminara. Lucía triste, últimamente todos parecían en su propio mundo y eso cada día se volvía mas extraño.
Ya en su cuarto, estuvo platicando con varios amigos. No tenía ningún mensaje de Joaquín. Supuso que había caído como roca al tocar su cama. Solo le dejó un mensaje de buenas noches y una invitación a la fiesta de Diego, uno de sus amigos. Claro, sin olvidarse del "te amo, mi chiquito bonito". Y así se fue a dormir.
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un año - emiliaco
FanfictionPuede que pase un año más de una vez Sin que te pueda ver Pero el amor es más fuerte Puede que el tiempo nos aleje otra vez Sin saber dónde estés Pero el amor es más fuerte Te esperaré porque el amor es más fuerte.