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Un día, a la hora de recreo mis amigas me preguntaron si andaría con ellas.

Lo pensé, pero sabes, me gustaba tanto estar contigo, me divertía mucho, incluso cuando a veces no hablábamos y solo estábamos en silencio, se sentía bien, era cómodo estar a tu lado.

—Las veo en la cafetería.—les dije.

Aunque claramente pensaba en irte a buscar para hablar contigo.

Tú siempre estabas afuera de mi sección esperándome para ir juntos al jardín.

Esa vez no fue así.

No me preocupé, pero si se me hizo extraño.

Me dirigí hasta tu aula.

Y ahí estabas.

Pero tu cabeza encima de tus brazos.

Entré al aula con confianza, sólo estabas tú.

Te pregunté que hacías ahí.

De inmediato levantaste tu rostro y me sonreíste, pero pude notar una tristeza en tus ojos.

—Sólo tengo sueño.—respondiste.

No te creí, pero no insisté.

—¿No quieres ir conmigo afuera? Tal vez se te quite el sueño, traje unos buenos chistes hoy—dije riendo y tomándote de la mano.

—Está bien, vamos.—sonreíste.

Nuestro amor ha sido siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora