Sábado

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-¿por qué? -decía mi madre al otro lado del teléfono -apenas te vas de casa y ya la cagas de esta manera...-yo no decía nada, solo quería llorar, pero no quería hacerlo frente a ella, no valía la pena desgarrarla más...
-lo siento... no quería ayudarle...- me limité a decir -lo sé... sé que tú no eres un delincuente...- un silencio vacío penetró nuestros ohidos
-intentaré sacarte de aquí... pero no creo poder...- dijo aun llorando, se levantó y se fué. Ahí fué cuando rompí a llorar.

Ya había pasado una noche ahí, una fría noche, preferí dormir en el suelo, ya que el colchón que me ofrecían estaba roto e incomodisimo, además, bichos y cosas que nisiquiera sé que son, salían de él.
Recordé que había quedado con esa tal Emma en el bote de basura, así que me dirigí a aquel lugar cuando el reloj marcó la hora deseada.

Ahí estaba ella, con su pelo negro ceniza entrecorto, su piel de distintos tonos y sus marcas en la cara, que delataban que no era una persona muy amigable.

Ahí estaba ella, con su pelo negro ceniza entrecorto, su piel de distintos tonos y sus marcas en la cara, que delataban que no era una persona muy amigable

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-bien, estoy aquí, ¿qué pasa?-pregunté
-Acompáñame -dijo sin mostrar sentimiento alguno

Yo la seguí, me llevó a un rincón escondido donde había un banco medio roto.
Nos sentamos callados, se dió la vuelta y me dijo:
-¿Quieres? -mientras sostenía una lata de refresco en su mano
-¿De donde la has sacado? -pregunté
-se lo robé a un guarda -dijo con total tranquilidad mientras la lata pasaba de su mano a la mia, y mientras sacaba otra.
-y bien, ¿de qué querías hablar?
-solo quiero conocerte mejor, ¿qué has hecho para acabar aquí?
-No es nada que te importe
-tal vez a tí si, si no quieres que vaya diciendo por ahí que no tienes polla
-me da igual, seguramente la mayoría ya lo sabe ¿por qué habría un chico aquí?
-estoy de acuerdo, no deberías estar aquí
-No debería estar nisiquiera en esta prisión, ya sea de mujeres, de hombres, de lagartijas... -dije mientras Emma daba un sorbo largo a su refresco.
-entonces ¿me responderás? -tras esa pregunta suspiré a modo de rendimiento, y me dispuse a contarle.
-fuí a comprar comida cuando un chico más o menos de nuestra edad me amenazó con una pistola, me dijo que si no le ayudaba a pasar dos cadaveres por la frontera me mataba.
-¿por qué te necesitaba ese chaval?
-No tenía pasaporte, necesitaba a alguien con uno, y fué a por mí -dije en un tono con odio
-¿y...?
-pues obviamente nos descubrieron, y el peso me lo echó a mí también -de nuevo nos quedamos en silencio, yo le dí un sorbo a mi refresco y ella desvió su mirada hacia la dirección contraria a mí.
-¿por qué no dijiste nada de eso en el juicio?
-ya sabes cómo funciona esto... sin pruebas, solo mientes, ya está. -volví a darle un sorbo a mi bebida, y me quedé callado.
-entiendo...
-oye, ¿y tú? ¿Por qué estás aquí?
-pfff jaja- soltó una pequeña risa -en mis tiempos trabajaba en un prostíbulo, era genial, hasta que un día un gilipollas se pasó y me dejó marcas profundas en la piel en uno de sus actos sexuales, sin siquiera pagarme. Yo le reclamé el dinero pero se negó, no sé si yo bebí mucho en ese momento o no, pero sin pensarlo le amenazé y luego le apuñalé.
- ¿¡así sin más?!
- Si, JAJAJAJ gracioso ¿no?
- No tiene sentido
- ¿perdona? Ese cabrón abusó de mí más de lo permitido y además me hirió -Emma se levantó el sujetador y me mostró las profundas cicatrices de sus pechos y torso. Yo miré de reojo pero luego me dí la vuelta
- ¡¿qué démonos?! ¿¡Te follaste a un ser humano o a un gato?!
- hay personas con fetiches muy raros

-volvió el silencio incomodo. Me terminé mi lata, así que me levanté y la tiré.
-mañana es sábado -La escuché decir detrás mío.
- ¿y?
- Qué los sábados abren las verjas, y permiten a los hombres juntarse con las mujeres, lo hacen supuestamente para que tengan contacto con personas del género contrario por lo menos una vez a la semana, pero lo único que hicieron es crear el día semanal para las violaciones, toma ya.
- ahg... me imagino...
- pues eso, mañana tal vez puedas saludar a tu amigo y preguntarle cómo le ha ido
- ¿¡cómo va a ser mi amigo después de lo que me hizo ese cabrón?! -dije furioso.
Emma se levantó, se acercó a la papelera y tiró su lata de refresco.
- solo te molesto un rato, bien, yo me voy, suerte Birdless
- ¿Birdless?
- claro, por que te falta el pajarito
- -_-

Las horas pasaron, y seguía procesando el hecho de estar en prisión, ¿pero que podría haber hecho? Ese chico me amenazó con pistola...
En ese horrible lugar había de todo, habían mujeres fuertes con pinta de asesinas que no dudo que lo fueran. Habían peleas, golpes y cosas en las que no me quería meter. Yo me dirigía hacia mi celda, para dormir.
Suspiré. -mañana voy a golpear a ese maldito cabrón- me dije con rabia, literalmente me disponía a matarle. Me tiré al suelo de nuevo y miré un rato el techo. Pensé. -no debo comerme la cabeza, pienso afrontar esto como el hombre que soy. Seguidamente cerré mis ojos y dormí.

Me despertó el ruido de las celdas abrirse, como siempre. El mismo guarda ya sin decirme nada me dijo con la mirada que saliera.

Estaban todas las mujeres reunidas esperando a que abrieran las verjas, yo estaba entre ellas, esperando poder pasar y buscar a ese maldito gilipollas. Emma pasaba del asunto, ella solo esperaba en el banco, tomandose otra bebida seguramente también robada. Un hombre gritó que las puertas se abrían, y lo hicieron. Poco a poco, comenzé a ver caras de hombres, prisioneros sin ningún sentimiento en su rostro, gente que podría partir por la mitad a un palillo de dientes como yo, con sus propias manos, imponian bastante la verdad, sentí un escalofrío. Pero me limité a pasar al lado de los hombres, pasando desapercibido.

Era el mismo diseño de edificio, solamente que al revés. Comenzé a buscar por el interior, en las celdas, en el comedor, en las duchas, pero no le ví.

Me adentré en los baños, estaban hechos un asco, un verdadero asco, tan sucios que me daban arcadas nada más entrar (aunque el de chicas también estaba horrible.)

-hey tú -escuché.
Sentí miedo, era una voz grave y penetrante, pero me limité a ver quien era.
-no te había visto por aquí, ¿eres nuevo? -dijo aquel hombre de pelo largo, con la parte de arriba de su uniforme atado a la cintura.
-oh, vengo del edificio de chicas...-(¡idiota! ¿¡Por que dices eso?! Supongo que siempre se me dió mal mentir)
-¿oh eres una chica? Hay que ver que pintas
-te equivocas... -le dije negando el que me haya llamado chica, él se acercó a mí, yo retrocedí, pero tenía una pared detrás mía.
-¿entonces que hacias en el edificio de las chicas? ¿Eres una travesti de esas? Que linda -cerré los puños casi al punto de darle un puñetazo de los gordos, pero intenté relajarme.
-soy un chico... solo alejate -le dije tras un suspiro molesto.
Sin pasar si quiera un segundo, puso su mano en mi entrepierna, y la retiré inmediatamente apartandole de mí.
-sabía que eras mujer -dijo sonriendo
-¿¡QUE MIERDA TE PASA?! -grité intimidado y avergonzado.
-¿sabes lo que me gusta hacer cuando estoy a solas con una chica?- me dijo.
No pude más, levanté el brazo para defenderme pero me detuvo con su mano, agarrando mi muñeca con fuerza.
Dolía.
-h-Ahgg... -el chico me sonrío de una manera muy siniestra, pasé mucho miedo.
-no te vas a mover, de lo contrario te mato aquí y ahora ¿si? -me dijo al ohido
Depronto, mientras yo me quejaba de dolor, debido a la fuerza con la que apretaba mi muñeca, comenzó a desabrocharme el uniforme con su otra mano y la pasó por mi pecho (menos mal que ya me había operado aquellas zonas) pocas veces había sentido tanto pánico, estaba por darle una patada y defenderme de nuevo cuando alguien adelantó el trabajo.

Otro chico por detrás le dió con una tubería, dejandolo inconsiente en el suelo

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Otro chico por detrás le dió con una tubería, dejandolo inconsiente en el suelo. Menos mal.

Estaba por llorarle a aquel chico de agradecimiento, pero me detuve al reconocer ese rapado y esos lunares junto a su ojo izquierdo.

Era Jin.

Fifty saturdaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora