Tu puedes herirme, matarme...

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¡Hola, si ya se, ha pasado tanto desde que desaparecí y deje esta historia pausada, me disculpo, pero estaba en momentos importantes de la universidad, aun así, ya tengo bastante tiempo para poder terminarla pronto!

Gracias a todos los que esperaron, espero les guste, estamos en la recta final de esta historia.

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No supo cuando fue que su cuerpo resistió todos aquellos castigos y tormentos, jadeaba fuertemente al resistir las rasgaduras en su piel rojiza, carraspeó indefenso al sentir el líquido ardiente del alcohol quemándole las heridas abiertas, no había escapatoria, y eso supo leerlo en los ojos de aquella mujer que, nuevamente, volvía a curarlo por tercera vez en ese día.

—Porque no solo hablas y ya... — comentó pasándole un trapo en las heridas con sutileza— ¿cuánto más piensas sufrir esto?— cuestionó ofuscada—

Lo pensó un momento, se había preguntado lo mismo desde el primer día, no era cuestionable, mordió la boca resistiendo la última lavada en su piel antes de sentir las cálidas manos de la mujer vendar sus heridas, su gastada piel quebradiza por los constantes castigos ante ofensas y amenazas que se negaba a aceptar de primera.

—Una carta... — soltó ignorando sus preguntas, la chica lo miró con duda— necesitamos escribir la carta... — habló aún temblando por el ardor en sus brazos, a pesar de ya haber resistido un par de veces—

—¿Te dejó escribirla?— preguntó con cierta esperanza presente en sus ojos verdes—

—No debe tener mi paradero... — continuó un tanto recuperado— esa fue la condición... — afirmó logrando sacar una pequeña sonrisa en el rostro de la descuidada mujer—

—¡Muy bien, dime que escribo!— recalcó tomando con firmeza el sucio bolígrafo—

—Usaremos palabras clave— la chica cuestionó su argumento indecisa— ella sabrá interpretarlos, me conoce bien— afirmó un tanto alegre por ello— necesito que me cuentes tu historia, así podré traducirlo—

La chica lo dudó un instante, creyendo que el hombre jugaba con ella y no la ayudaría, pero sus ojos reflejaban cierta esperanza en aquella hoja de papel, además de la mención de una chica que le causó un brillo en los ojos, algo extraño que la enterneció y le hizo creer en él.

—Bueno, todo comienza cuando... —

"Tu puedes herirme, matarme..."


La opresión en su pecho se desvaneció junto a ella en el suelo con aquella hoja, su mano temblaba nerviosa mientras sus ojos dislumbraban ante el papel arrugado que daba ciertas esperanzas, una alegría brotó dentro de ella al saber que siempre estuvo en lo cierto, que nunca se equivocó ni dudó de su propio corazón.

—Está vivo... — soltó con las lágrimas corriendo por su rostro sonriente— ¡Levi está vivo!— afirmó mientras apretaba contra su pecho la hoja arrugada—

Las fuertes pisadas se escucharon por el corredor, no tardó en escucharse el estruendoso crujir de la puerta abierta, lanzada a un lado para dejar pasar a una mujer impaciente, seguida de su pareja un tanto preocupado por su repentino actuar.

—¡Mikasa! ¡¿Es cierto lo de la carta!?— cuestionó de inmediato acercándose a la chica que abrazaba el papel en el suelo— ¡¿Qué dice!?— impaciente se sentó a su lado esperando alguna respuesta que calmara su corazón—

—Él está vivo Hanji— dijo sorprendiendo a los dos presentes— ¡Levi está vivo!— anunció alegre aún con lágrimas corriendo por su rostro esperanzado— 

No la toques a él / ella... [RivaMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora