Valentina estaba perdida.
Sus noches eran difíciles y sus días están repletos de sonrisas fingidas, Valentina odiaba su vida. Ella se odiaba a si misma.
Los desprecios y los maltratos se habían vuelto parte de su día a día en el pasado, siempre habían sido típicas en su vida cotidiana por lo que ella no tuvo más opción que excluirse de todos por miedo a ser herida una vez más.
Siempre tratando de pasar desapercibida en la escuela, siempre acatando las órdenes de su padre, siempre poniendo la mejilla para recibir los golpes.Siempre trataba de pasar desapercibida en la escuela y en su casa, creyendo que todos eran demasiado tontos para notar su existencia o quizás ella no era lo suficientemente especial para que la gente se le acercará.
Valentina siempre creyó que ella era la segunda opción.Sus días eran siempre un poco de lo mismo y aquella mañana no fue diferente.
Era un martes caluroso, pero podía sentirse una ligera brisa que hacía más agradable el clima; pero en vez de estar afuera disfrutando del día soleado, ella prefiere estar sentada en las frías y duras bancas del cafetería del instituto.
Valentina se sentía excluida y sentía que el clima no encajaba mucho con su estado de ánimo, al menos no después de la terrible mañana que había tenido ese día.Otro día más en el que sus padres peleaban, otro día más donde su padre había llegado ebrio a casa mientras decía que se había acostado con su secretaria, otro patético día más en su vida.
Ella solo quería desaparecer de ahí.El rato paso y tras haber comido lo que había puesto en su plato, que no era realmente muy bueno, se retiró del lugar para ir a su próxima clases; serían tres horas más de aquello y de regreso al infierno.
Caminaba sin ganas por los pasillos, arrastrando sus pies sin ganas y siendo empujada por la oleada de gente del pasillo, viendo cómo todos los chicos y chicas de diferentes grados hablaban entre sí, reían entre si y disfrutaban de sus compañías; mientras que ella pasaba entre ellos sin siquiera llamar la atención.No le importaba llegar tarde otra vez, sabía que era un caso perdido llegar a una clase que seguramente había reprobado por haberse quedado dormida a mitad de las últimas cuatro clases, pero seguía intentándolo.
Fue ese día, cuando no estaba nada más que el día de su muerte, cuando algo sucedió.
Llegó al área sur del instituto, siendo la única persona ahí que no corría por llegar algún lado, cuando la vio.
Sentada en el piso a mitad de aquel pasillo poco transitado, manteniendo sus piernas cruzadas y la mirada fija en el electrónico que sostenía entre sus manos.Fue un momento sumamente efímero, pero hermoso; justo como aquellos cuando el sol lograba colarse entre las grisáceas nubes que cubrían el nevado clima de Vancouver.
Se sentía como si todo hubiese bajado de velocidad y ella pudiera observar todo a un detalle increíble.
Su piel era morena y su cabello estaba recogido con una coleta alta, y su mirada estaba completamente perdida en su teléfono; a su lado había una mochila negra, la cual Valentina asumió como suya, y a lado de está, un cuaderno de pasta azul.En algún momento la mirada de aquella chica se alzó y choco con la de la castaña, que sintió la falta de oxígeno en sus pulmones cuando los finos ojos marrones la observaron.
Fue mágico.
Fue dulce.
Fue irreal.Fue en ese momento que sintió que una brisa con olor a flores recorrió el pasillo, ella había escuchado que cuando eso pasaba, era porque había un ángel cerca.
Valentina amaba los misterios, y ese día aquella morena de ojos cafés se convirtió en su favorito.
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La Vie En Rose [JULIANTINA]
Fanfiction"Cuando me aprietas contra tu corazón, estoy en un mundo aparte donde solo las rosas florecen"