Los sueños de Kun Hang nunca han sido lo que la gente consideraría como normales, pero, que pasaría si un dia no puede distinguir la realidad de la ficción, porque...Sólo fue un sueño ¿No? Pero entonces, ¿Por qué sigue sintiendo esa penetrante mirad...
XiaoJun no recuerda el momento exacto en el que se convirtió en lo que es ahora, lo único que sabe es que un día despertó siéndolo. Recuerda la sensación incontrolable de asesinar. Ese hambre desbordada transformada en lujuria incontenible.
La primera vez que llegó a la Tierra en su forma actual, no tuvo opción, aunque una parte de su antiguo ser, le decía, o más bien, le gritaba que lo que estaba haciendo estaba mal, no podía detenerse. Era increíblemente placentero ver la luz irse de los ojos de sus víctimas, escuchar su último aliento rogándole por más, y más.
El era una droga, que daña y va matándote lentamente, te envenena, te destroza hasta que no quedara nada más, pero aún así, no puedes dejarla, era más fuerte que cualquier sustancia adictiva, una que no te deja ir, una de la que no puedes escapar.
XiaoJun era un demonio, y no precisamente en sentidos figurado, su naturaleza había cambiado, era una criatura de las sombras, pero al contrario de lo que muchos dirían, el era un ser hermoso, sus ojos rasgados de un tono sobrenaturalmente ambarino reflejaban su procedencia, su rostro de facciones perfiladas y su piel blanca como la nieve, simplemente lo hacían irresistible. Y ese era su propósito, XiaoJun era un íncubo, un depredador, un demonio.
Y no había manera alguna de frenar a alguien como el.
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