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Un bello día de primavera, los árboles de Cerezo Florecian en Japón Tokio, en los camino en el campo estaban a los lados del camino de tierra donde dos castaños paseaban empujando un cochecito donde un bebe igual castaño y de ojos chocolate jugaba con un avión de juguete. Hasta que llegó a su boca.

- No, no Kai, esto no va en la boca. - le dijo el hombre moreno y castaño como sus ojos mientras le apartaba el juguete, el niño de dos años le vio enojado haciendo puchero. - No me mires así jovencito.

- Seiya, aún es un poco pequeño, no sabe lo que hace. - la que hablo fue la mujer que los acompañaba, su cabello (C/c), ojos (C/o). Mientras cargaba en brazos a su hijo bajo la mirada enojada de Seiya.

- ¡Siempre lo estás consintiendo! Así solo va a empeorar. - se cruzó de brazos aún sosteniendo una cesta de picnic, el niño castaño le sacó la lengua burlón. - ¡Ves! ¡Nisiquiera me respeta!

- Kai por favor, portate bien para que tu padre no se ponga gruñón. - habló dulcemente al pequeño que asintió entendiendo con una pequeña sonrisa haciendo enojar más a Seiya.

- ¡Yo no soy un gruñón! - reclamó haciendo un puchero dando un pisotón, (T/N) se acercó a su esposo y le acariciaba una mejilla.

- No te preocupes mi burrito con alas, en la noche voy a consentirte mucho. - habló con picardía mientras avanzaba con el cochecito, Seiya se quedó callado y un poco anonado en las nubes hasta que cayó a la realidad y volvió al camino con su esposa e hijo.

Encontraron un gran árbol a la cima de una colina, extendiendo la manta blanca a cuadros rojos y sirviendo el almuerzo, pero Kai andaba muy inquieto tratando de caminar a otro lugar escapandose de los brazos de sus padres.

- ¡Kai! ¡Vuelve aquí! - Seiya tomó a su hijo mientras este caminaba tambaleante, lo sentó en la manta tratando de darle comida. Una sopa.

- ¡Nop! ¡Nop! - agitó sus brazitos tirando la cuchara con la sopa sobre Seiya y (T/N), se escapó gateando y de nuevo se levantó para correr con dificultad. Hasta que se detuvo a unos metros de distancia de otro árbol que estaba cerca de un arroyo, allí comenzó a agitar sus manos, saltando y señalando al mismo árbol. - ¡Aquí! ¡Aquí!

El pequeño Kai aún no sabía ordenar las palabras, sólo decia aquí aquí, señalando al árbol, (T/N) notó el extraño comportamiento de su hijo mientras limpiaba a Seiya que tenía la sopa en toda la cara.

- ¿Que ocurre, Kai? - preguntó (T/N) Acercándose a su hijo, el insistió señalando al árbol, Seiya y (T/N) se miraron mutuamente y se acercaron al árbol; ambos abrieron sus ojos sorprendidos de ver a dos bebés envueltos en sábanas blancas, el niño que estaba llorando, tenía cabello castaño rojizo, la bebé que estaba a su lado tenía cabello rubio y estaba tranquila durmiendo con la manta en su boca. - ¡Son unos bebés! ¡Que crueldad! Dejar unos bebés así...

(T/N) tomó al niño que lloraba, este abrió sus ojos azules a ver a la mujer que le sonrió el bebé respondió de la misma manera, Seiya tomó a la niña rubia en brazos y también sonrió abriendo sus ojos igual de azules que su gemelo.

- Seiya, no podemos dejarlos asi, además viene una tormenta... - señaló al cielo y las nubes grises avisaban lluvia, Seiya asintió y se apresuró en tomar las cosas y volvieron a casa, ahora estaba en una casa cerca de un río a las afueras de la ciudad de Tokio. Casualmente comenzó a llover cuando Seiya y su familia llegaron a su hogar.

Ahora mismo los tres niños estaban tomando su biberón, los gemelos leche y Kai un jugo natural en su vasito con asas, Seiya tenía al niño y (T/N) a la niña, cuando los más pequeños terminaron su leche prosiguieron en sacarles los gases en un par de eructos, Kai dejó si vasito y se dirigió a su mamá con la niña rubia.

El Sol, La Luna Y Las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora