2- Laina Pov's

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   Camino de forma sigilosa pegada a la pared para no ser notada, en mi mano derecha se encuentra la pistola cargada para apuntar y disparar si es necesario, la madera cruje resonando en todas parte. Ahora sí, era mi fin, lo más seguro es que los otros vendrían por mí para eliminarme de una vez por todas.

Un disparo. Un grito. Un vitoreo.

 << ¡Demonios!>>

  Corro a un lugar abierto para tener mejor visión de lo que está pasando, la mayoría de mi equipo estaba expectante a lo que pasaba con sus rostros teñidos de rojos no solo por el cansancio, si no por las balas de pintura del equipo contrario, de pronto, todos comienzan a gritar incoherencias que quizás sea por la distancia o por el despelote que tienen que no entiendo ni madres. El aire a mi izquierda se pone tenso, frente había una pared con una cuerda para poder brincar hacia el otro lado —obviamente— pero en realidad, no me fijo en la cuerda, más bien me fijo en la pintura roja que se esparce en esta.

 — La tengo —grita una voz masculina por sobre las voces de mis compañeros.

— No, amigo —me giro sobre mi misma levantando el brazo derecho donde se encuentra mi arma—. Yo te tengo —disparo y en un segundo el ya está fuera.

 — ¡La veo! —grita una chica corriendo en mi dirección. Al instante aparecen tres chicos más.

— Mierda —mascullo por lo bajo empezando a correr.

    Corro hasta la pared frente a mí subiendo la cuerda en 5 segundos, sigo corriendo hasta una base en altura. Para ser franca, este juego siempre me ha gustado ya que los compañeros siempre te salvan el pellejo, pero ahora ni tengo compañero, ni mi pellejo se siente cómodo de ser salvado. Me establezco en un punto donde logro ver todo el campo de batalla de Paint Ball, suelto un suspiro al divisar a los cuatro restantes correr hacia el bosque.

 — Idiotas —digo soltando una risita macabra.

   Cargo la pistola para luego colocarla en la orilla de la ventana rota, cierro un ojo posicionando el otro en la mira buscando mi próximo objetivo, entonces diviso a mi prometido. Alex Lucerna, alto, morocho, una sonrisa de comercial o mejor dicho de modelo, unos ojos verde agua que te hacen alucinar tan solo echarles un vistazo, labios gruesos y rosas que te hacen querer besarlo siempre, el prototipo de chico perfecto para cualquier chica rica, excepto —claro— para mí. Jalo el gatillo dándole de lleno en uno de sus formados pectorales disminuyendo la cantidad de personas del equipo enemigo, me gustaría que fuera con balas verdaderas para así acabar con él y con nuestro matrimonio arreglado de una vez por todas, ya que, este lio de pareja perfecta se generó gracias a la codicia de mi madre, en su locura para unir las dos empresas más grandes del mundo. ¡Pero qué madre más perfecta tengo! Y por favor, noten el sarcasmo.

  Sigo con la mira hasta dar con la cabellera rubia de mi querida compañera Alexandra Lucerna, hermana de Alex. Su cuerpo totalmente operado y mantenido por el botox me ha dado más de un dolor de cabeza, siempre vistiendo de forma chillona, con su sonrisa de angelita puta y sus ojos de ‘yo no hice nada’ ¡Ugh! Jalo el gatillo. La hermana de Alex se ha metido con la mitad de mis amantes, comiendo siempre de mis migajas mientras que yo siempre alardeo de su poca decencia. Sé que yo soy más puta que ella, pero hay dos cosas que nos diferencian. Yo soy una puta con clase.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2014 ⏰

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