1.- Jodie's POV

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Finjo un bostezo y apoyo mi cabeza en el sofá. Noto la mirada de mis padres sobre mí y se miran entre ellos, la verdad es que nunca he pensado que me parezca demasiado a ellos, quizás solo en mi cabellera del mismo rubio que el de mi madre, pero apenas en algo más.

Me froto los ojos y vuelvo a mirar la televisión. Emiten un programa aburrido en el cuál la gente se encuentra la mayor parte del tiempo discutiendo a gritos y sacando noticias relacionadas con temas de amor, siempre he odiado ese programa, me da dolor de cabeza y más cuando lo echan por la noche.

–Cariño, pareces cansada, ¿por qué no vas a dormir? –pregunta mi madre y yo asiento con la cabeza, me levanto y con paso lento camino hacia mi habitación, me tumbo en la cama y me tapo. Unos minutos más tarde, llegan mis padres

–Buenas noches, Jodie, descansa –dice mi padre y besa mi frente

–Te queremos, cariño, dulces sueños –añade mi madre besando mi mejilla

–Os quiero –digo–. Leeré un poco.

–Está bien pero no te duermas demasiado tarde –dice mi padre y yo asiento con la cabeza, luego, abandonan mi habitación

Me giro y cojo el libro que se encuentra en la mesa de noche junto a mi cama. El libro es El teorema Katherine, de John Green. Me está gustando mucho pero últimamente no tengo mucho tiempo de leer. Paso la siguiente media hora leyendo hasta que escucho los pasos de mis padres subir hacia mi habitación, finjo haberme quedado dormida mientras leía y noto como ellos entran, me quitan el libro de las manos, apagan la luz pequeña que enciendo para leer, se marchan y cierran la puerta.

Cuento mentalmente tres minutos hasta que escucho como se cierra la puerta de su habitación en la otra punta de la casa. Es la hora. Me levanto de la cama y me dirijo a mi armario, aparto toda mi ropa normal y quito la tabla de madera del fondo y dejo ver mi ropa preferida, por cosas como esta, amo mi ropero de doble fondo, donde guardo toda esa ropa que si mis padres viesen me la quemarían sin dudarlo un instante.

Saco una camiseta de tirantes con un dibujo de una calavera, unos pantalones cortos vaqueros simulando desgasto y unas medias negras. También saco mis botas negras de cordones. Me visto rápidamente, guardo el móvil en el bolsillo de mi pantalón y abro la ventana de mi habitación. Vivo en un segundo piso pero estoy acostumbrada a hacer estas cosas así que salto y caigo al césped.

Rápidamente me levanto y camino hacia la parte trasera de la casa, me acerco a una de las macetas con una planta de la cuál no sé el nombre y saco la pequeña caja con mi maquillaje que suelo enterrar ahí. Me maquillo con excesiva sombra de ojos negra y me hago la línea, pinto mis labios de rojo oscuro y lo guardo todo en su sitio.

No hago ruido, mis padres no se percatan y yo puedo escaparme de casa perfectamente. Llevo dos años llevando a la práctica esta técnica y aún no me han pillado, es cómodo, rápido y me divierto. Finjo ser buena en su presencia y nunca sospechan de mí.

Avanzo por la calle a paso rápido y saco de mi bolsillo trasero el cigarrillo que suelo tener ahí, le pido a un hombre que pasa por mi lado que me preste su mechero y enciendo el cigarro. Tras ver su atónita cara al ver a una chica de mi edad fumando, le agradezco y me marcho, realmente no aparento que en poco vaya a cumplir los dieciocho. Luego sigo caminando mientras intercalo varias caladas al cigarro. Me paro frente a mi destino: la casa de mi mejor amiga. Toco a la puerta tres veces y me abre su hermano mayor que rueda los ojos al verme pero me deja pasar.

–Jodie –dice mi amiga como saludo, me da un pequeño abrazo y luego regresa a su asiento junto a su novio

Supongo que sí | 5SOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora