Mierda.
- ¡María! - Corrí por el pasillo que llevaba hasta la habitación de la rubia mientras intentaba ponerme una camiseta limpia - ¿Sabes dónde está mi cartera?
La madrileña ignoró mi pregunta escondiendo su rostro entre las sábanas de su cama.
Rebusqué entre la ropa que cubría el suelo de la habitación, que aún olía a alcohol, sudor y malas decisiones. Nada.
Quedaba exactamente media hora para que empezaran las clases y vivía a veinte minutos en metro.
- Dame tu billete - empujé a María hasta el borde de la cama, ganándome un par de insultos amortiguados entre los enredos de su pelo.
La impotencia crecía con cada suspiro que abandonaba mi boca y recorría mi piel dejando su rastro al avanzar.
- ¡Joder! - Queen se coló entre mis piernas, devolviéndome un poco de la calma que tanto necesitaba en aquel momento.
La puerta principal se abrió de golpe, dejando paso a dos figuras conocidas. Sus sonrisas expresaban el extremo opuesto a mi estado de ánimo.
- ¡Churros!
Marta balanceaba despreocupada dos bolsas de churros bajo tu atenta mirada, a compás de vuestras carcajadas.
- Pensaba que os habías ido sin decir nada - Enarqué una ceja, sorprendida, aún intentando encontrar la manera de no llegar demasiado tarde.
Cerraste la puerta con cuidado y te apoyaste en ella, sacando mis llaves de tu bolsillo.
- Queríamos daros las gracias por dejarnos dormir aquí y que mejor que unos churros para curar la resaca - Sonreí distraída, olvidando por un momento la hora que era - Siento haberte quitado las llaves.
Marta apareció por el pasillo, acompañada de María y sus ojeras.
- Os odio mucho - La rubia no era capaz de abrir los ojos - Es genéticamente imposible que mi cuerpo responda antes de las doce y no son ni las ocho.
Reaccioné al escuchar a María, girando sobre mis pasos para volver a la habitación.
- Joder, joder, joder, joder - No iba a llegar a mi primera clase, estaba empezando a asumirlo.
- ¿Alba? - Noté tu mirada sobre mi espalda, analizando mis movimientos - ¿Qué pasa?
Expulsé el aire que empezaba a quemar mis pulmones y di media vuelta, ignorando por un momento tu pregunta.
Me dirigí hacia Marta y los churros, que descansaban sobre la mesa de la cocina y mordí con rabia uno de ellos.
- No llego.
Marta rebuscó escandalosamente el chocolate en la bolsa, desviando tu atención por un segundo y haciendo reír a María. Te cambiaste el pelo de lado antes de preguntar.
- ¿A la uni? - Asentí bajando la mirada.
Marta paró en seco y os mirasteis, hablando sin palabras. Una sonrisa cómplice apareció en vuestros rostros, mientras la duda empezaba a asomar en el mío.
- ¿Alguien me puede explicar que coño está pasando? - María buscó una respuesta que no llegó - A ver, iluminadas.
La madrileña abrió el saco de comida para gatos, dándonos la espalda y llamando la atención de Queen y Freddie, que aparecieron corriendo al escuchar a María.
Me reí de la situación y me acerqué a ti, empujándote suavemente. Rompiste el contacto visual con la morena.
- ¿Y si te dijera que si salimos ahora mismo llegas a tiempo? - La emoción brillaba en tus pupilas, como dos estrellas incapaces de apagarse.
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Iceberg
Fanfiction¿Alguna vez has corrido bajo la lluvia hasta encontrar refugio? Ese momento de silencio envuelto en suspiros, casi pacífico, cuando el mundo parece ralentizar su ritmo unos instantes. Entonces decides seguir corriendo y todo aquello que sientes te g...