CUATRO

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"Abrí los ojos al oír el timbre y me dirigí hacia su lugar proveniente. Abrí la puerta de mi casa encontrándome a mi novio, sonreí y lo dejé pasar.
—Hola amor, siéntate, voy a por algo de beber.—hablé haciéndome a un lado. Me obedeció por lo que fui a la cocina y serví un poco de refresco en dos vasos.

Estaba feliz, hacía más de una semana que no veía a mi novio.

Llevé los vasos hasta el salón y los dejé en la mesa, enfrente de donde se encontraba mi novio.
—Grecia, tenemos que hablar.—mi sonrisa desapareció al oír esas simples palabras.
Me senté esperando que él hiciera lo mismo y cuando lo hizo prosiguió:
—Me he acostado con otra. Hace una semana, en aquel club. Perdón.—habló rápido por lo que me costó entenderle.
—¿Qué?—pregunté atónita.
—Yo no quería hacerlo, perdón. Estaba borrachos y drogado y ya sabes como me pongo cuando voy así. Debes perdonarme, yo te amo.—se disculpó.
—Tomás...—arrastré las letras.
—Perdón.—repitió.
—Vete de mi casa. Necesito pensar.—le pedí.
—Grecia...—iba a hablar pero le interrumpí.
—¡Vete!—grité con lágrimas recorriendo mis mejillas. Me miró apenado, se levantó y se fue."

Me desperté, otra vez el mismo recuerdo. Hace una semana que sueño con aquel día. Desde entonces no he vuelto a ver a Tomás, ha estado llamándome pero le he ignorado. Sabía que si hablaba con él me iba a hacer peor, pero a la vez necesitaba saber cómo pasó.

Y por ese motivo me vestí y salí de mi casa, iba a ir a su casa, necesitaba hablar con él, verlo, necesitaba saber que no lo volverá a hacer.

Ya veía su casa, estaba al otro lado de la calle, solo tenía que cruzar. Y eso hice. Pero no lo tenía que haber hecho.

Lo último que sentí fue el impacto de aquel coche sobre mi diminuto cuerpo y mientras todos hacían un circulo a mi alrededor yo solo podía pensar en él, desde el primer minuto que lo vi hasta hace un par de minutos, en aquel estúpido sueño.

Tomás, te amo, ámame aunque ahora esté muerta.

Abrí los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora