Ventana del alma

Niña o Demonio

Esto es difícil de contar, pues en mi familia es algo normal que de vez en cuando ocurran cosas paranormales y estemos obligados a defendernos de alguna forma o prepararnos para lo que podría ocurrir más adelante.

Recuerdo que cuando era una niña pequeña, de quizás unos 6 o 7 años estaba tranquila durmiendo en mi cama, cuando creí escuchar algo, giré mi cabeza viendo hacia la puerta, pero al principio no vi nada extraño y decidí darle la espalda a la entrada para volver mi vista a la izquierda, donde estaba la ventana que daba una vista a mi patio. Cuando comenzaba a caer nuevamente en el sueño, que esperaba fuera profundo, volví a oír algo, pero esta vez sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.

Con mucho miedo me gire lentamente hacia la puerta y aunque mi vista apenas distinguía la silueta de la misma abierta, acompañada de algunos bolsos que colgaban de la perilla y el escritorio contiguo a mi cama, no podía ver nada más y tampoco quería volver a darle la espalda. Me mantuve despierta por quien sabe cuánto tiempo, sentía frío y me cubrí hasta la cabeza, pero sin tapar mi cara.

Finalmente volví a cerrar mis ojos esperando dormir esta vez, pero en este caso oí a una niña riendo en mi habitación. El sudor empezaba a bajar por mi frente de forma lenta, abrí los ojos sintiendo como el temblor del que había cesado unos segundos atrás volvía a hacerse presente. Abrí mis ojos asustada esperando que fuera mi imaginación, pero no; delante de mi puerta había una niña que poseía un vestido antiguo, roto en la base del mismo, con un sombrero de ala ancha que cubría sus ojos y una sonrisa que iba de un lado al otro, de esas que solo te hacen sentir inquieto.

Tape mi cara sintiendo todo mi cuerpo temblar, el sudor bajando un poco más rápido, la respiración se volvía pesada y el calor empezaba a ahogarme, saque nuevamente mi rostro para refrescarme, pero la niña ya estaba a medio camino y su silueta parecía estar cambiando. Comenzaba a salirle unos cachos en la cabeza, una cola y los ojos que estaban cubiertos empezaban a revelarse y abrirse en el camino, el miedo volvió a invadirme y nuevamente me cubrí con las cobijas.

Trataba de tranquilizarme a toda costa de esa imagen, convenciéndome que definitivamente estaba delirando por los exámenes y volví a cubrir mi cara sintiendo que en cualquier momento el corazón se saldría de mi pecho. Y nuevamente asome mis ojos por debajo de las sabanas, topándome a pocos centímetros de mi cama a la niña completamente transformada en un demonio, con cachos tan afilados como navajas, cola, orejas en pico, una sonrisa maquiavélica que iba de un lado al otro idéntica a la de un psicópata, pero lo que mas me aterro fueron sus ojos; dentro de estos había llamas infernales rojas como la sangre y parecía como si unos puntos negros cayeran directo hacia ellas, pero en ese momento estaba demasiado aterrada como para descubrir que eran.

De nuevo me volví a ocultar bajo las sabanas y comencé a rezar un padre nuestro, al terminar me asomé completamente aterrada, pero la figura estaba donde había comenzado a transformarse la primera vez. Aun así, no quise salir de mi escondite y volví a rezar nuevamente, encontrándome ahora con la niña otra vez en la puerta, negándome con la cabeza como si no quisiera que continuara, pero seguí rezando de todas formas. Al salir por ultima vez, la pequeña ya no estaba, mire mi reloj y parecía que el tiempo se había adelantado, pues lo que había ocurrido me dio la impresión de haber sido un par de minutos, los mas largos de mi vida; pero la hora marcaba las 5:30, momento en que me levantaba para alistarme e ir a la escuela.

La verdad es que no sabia en aquel entonces si había sido una pesadilla o si había sido real, pues no pude escuchar nada mas que mis rezos, observar una intensa oscuridad y la figura demoníaca de la niña. Claro que incluso después de habernos cambiado de casa y a mis actuales 19 años, ese recuerdo aun me perturba y me hace preguntarme si será también porque antes vivíamos a solo una casa del cementerio.