Capítulo trece.

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capítulo tres de tres

Las calles se encontraban extrañamente vacías ese tarde de Viernes cuando Sucrette se dirigía al instituto, decaída porque nadie le deseó al menos un feliz cumpleaños y porque en ese trayecto no se encontró con algún compañero.

Extraño, ella siempre veía al menos a alguno caminando por ahí. Quizás sus amigos no iban a la institución ese día y se quedaría sola como siempre.

Sí, otra vez exageraba.

Cuando divisó el Sweet Amoris desde lejos, suspiró. ¡No tengo por qué desanimarme!, pensó, ¡me divertiré por mi cuenta luego!.

Pronto, se adentró a la gran edificación y se dirigió directamente a su salón. Raro fue que ninguno de sus amigos deambulara por los pasillos del lugar, pero ignoró ese hecho y fue hasta el salón B.

Sus ojos se iluminaron cuando abrió la puerta del salón y vio todo decorado con corazones de cartulina en la pared y algunas serpentinas rosas y rojas.

Lo mejor fue el cartel que sostenía Priya, el cual decía ‹¡Feliz cumpleaños, pequeña Cupido!›. Mientras que sus demás compañeros gritaban:

—¡Feliz cumpleaños, Sucrette!

Ella solo pudo llorar de felicidad y emoción. Agradeció por todo y disfrutó su gran momento de alegría... ¡con todos sus amigos reunidos!

Parecía un verdadero sueño hecho realidad, aún si no había acabado cómo ella quería.

falta el epílogo ❣

Sweet guys | cdm homoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora