La reina muda

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--Mi nombre es Morro -- dijo ahora el no tan extraño.--pasaremos a mi cabaña por unas provisiones antes de partir al Este. --Lloyd no chisto mas y siguió al hombre.

Caminaron en silencio por el bosque. Aunque se le advirtió que no se le daría explicación alguna de las habilidades del hombre que ahora lo acompañaba, el príncipe sentía mucha curiosidad.

--Mi cabaña no esta muy lejos

.

Esa misma tarde en el castillo, Misako esperaba sentada en la mesa principal, donde la bruja le preparaba una merienda con intención de discutir.

--Su majestad, disculpe la rudeza de antes, se que no tuvimos un buen comienzo pero quisiera hacer las pases. -- le dijo colocando una taza de té caliente frente a la reina, sonriendo.

Misako se quedo callada y agacho la cabeza, no caería en los sucios trucos de una bruja.

--Veo que aun no confía en mi majestad, pero le aseguro, no le haré ningún daño.--la bruja, de blanca cabellera, le sirvió el té y se sentó a su lado. -- solo requiero de su cooperación.

Esto toco un nervio en la reina, el pensar que ayudaría a un ser tan vil le ponía la piel de gallina.

La bruja se acerco a la reina y le susurro al oido -- solo necesito que me diga, a donde se dirige el príncipe.

--¿para que necesitas a mi hijo?-- pregunto Misako para deleite de la bruja.

--Me alegra que pregunte majestad, su hijo forma parte de un poderoso encantamiento que he de realizar, para que la transformación de nuestro querido rey sea permanente.

Misako jadeo horrorizada--¡Jamas maldita bruja!

Esto molesto a la bruja quien respondio --¡Vaya que maleducada! Si va a rechazar mi petición, al menos tome su té.

La reina Misako era astuta, no confiaba en las palabras de la mujer. Con cuidado elevó la taza a sus labios y, apunto de beber dicho té, se lo arrojo en la cara de la bruja.

Esta chillo de dolor cubriendo su rostro, mientras Misako aprovecho para correr a la salida, pero de la puerta entraron hombres armados que la tomaron por los hombros.

La bruja no estaba feliz.

--Trate de ser amable -- le dijo sacando un pequeño frasco de una bolsa que cargaba. --Pero no me deja mas opcion majestad.

Este frasco contenía una inusual mezcla azul. La bruja pellizco con fuerza la nariz de la reina, quien en reacción abrió la boca y la bruja aprovechando, le vació el frasco para que lo tomara de un trago.

La reina con pudor trago el dulce liquido.

--Que esto le sirva de leccion, a tratar a las personas con mas respeto. Escuche con atencion lo que pasara ahora-- advirtio-- si su pueblo valora la vida de su adorada reina, traerán al príncipe ante mi, si por el contrario se reusan, ¡la reina se convertirá en mi nueva estatua de jardin!

Misako trago duro, su garganta echa un nudo, quería gritar, pedir ayuda, pero de sus labios no salían mas que jadeos entrecortados.

--Si al amanecer del tercer día no se presenta el principe por aqui, ¡ya sabra su destino!-- exclamo victoriosa la bruja.

Misako se meneaba bruscamente, tratando de alguna manera zafarse de los hombres que la tenían presa.

--¿Que pasa majestad? ¿No tiene nada que decir?-- se mofo la bruja-- es un efecto secundario de la pocion que acaba de tomar, de la cual solo yo poseo cura. Aunque el propósito es paralizar a la víctima lentamente, viene con este raro defecto.

La bruja sonrió satisfecha, he hizo ademanes para que se llevaran a la reina a una celda.

Mañana pondría en acción su malvado plan.

.

--Aquí es -- exclamo el hombre apuntando entre los arboles.

La tal cabaña se veía abandonada y descuidada, enredaderas cubrían la mayoría del techo y paredes. Morro abrió la puerta, que pareciera caerse en cualquier momento, y le indico al príncipe que entrara.

--Bienvenido a mi humilde morada,--dijo el hombre no hospitalario-- no se ponga cómodo, nos iremos temprano en la mañana.

El príncipe trataba de no tocar nada y solo observaba como Morro se movía de un lugar a otro, metiendo algunas cosas en un bolso de cuero. Además el hombre se quito la capucha al fin revelando su cara, tenia ojos de un peculiar color amarillento. Morro le tendió la capucha que antes traía puesta a Lloyd, para que se cubriera y le ordeno-- póntela, no podemos arriesgarnos a que te reconozcan.

A Lloyd no le gustaba que le dieran ordenes, especialmente gente como Morro, pero hizo como se le indico asegurándose de cubrir bien su rostro.

--Llegar al Este es un largo viaje, nos tomara al menos unos cinco días llegar a pie.--Comento Morro -- Tres, si nos apresuramos y viajáramos también de noche. No podemos arriesgarnos a tomar el camino directo, tendremos que ir rodeando por el bosque.

El príncipe entendía la gravedad de su situación, pero estaba muy agobiado para pensar claramente, solamente asintiendo a todo lo que Morro decía.

El hombre, notando que el príncipe estaba apunto de caer dormido en cualquier momento, le tendió una gran manta en una cama de paja para que se recostará.

--Quizas no sea seda fina, --le dijo apoyandose en la cama--pero mas vale que descance ahora.

Entonces el príncipe se recosto y Morro empezó el fuego en una hoguera.

Solo el crujido de las llamas y el silencio les acompañaban.

Lloyd seguía repasando en su mente todo lo que había pasado hasta el momento, inconscientemente mirando fijo al hombre frente a el.

-- veo que tiene mucho interés del porque de mis habilidades, y en mi decisión de acompañarle hasta su destino, lo he notado por la forma en la que me mira, su majestad,--pronuncio sarcástico-- no es nada discreto.

El príncipe de inmediato volteo la mirada al techo con un poco de vergüenza -- no era mi intención incomodarte-- se disculpo.

--Deberias estar descansando.

--No puedo dormir--admitio el príncipe.

Morro pensó por un momento y después pregunto--¿acaso el príncipe quiere un cuento para dormir?

A lo que Lloyd negó con indignacion--¡No necesito cuentos, ya no soy un niño!

--¿O el niño quiere una canción de cuna?-- bufo el hombre divertido por la reacción del príncipe.-- Muy bien, un cuento sera-- dijo poniéndose serio.

El príncipe rodo los ojos, pero en el fondo curioso de saber que le contaría el hombre.

--Hace mucho tiempo-- empezó el hombre -- en las calles de un pequeño pueblecito, vivía un niño mocoso, como alguien que yo conozco.

El príncipe fruncio el ceño por la indirecta.



Eyy, disculpen la tardanza, pero este capitulo era importante (creo) y queria que fuera largo, ademas que ya volvi a entrar a la escuela y me llueven proyectos finales xd.
Espero les haya gustado uwur

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