Estaba en un lugar muy hermoso, es acaso esto...
¿Las maldivas?
¿Qué hago acá?
¿Sólo estoy yo, por qué?
Fue la última pregunta que hizo mi subconsciente antes de sentir una delicada mano sobre mi hombro, volteé lentamente.
-T... ¿Tú? -No podía creer que ella estuviera frente a mí.
-Hola -Dijo con una sonrisa segura, tan ella -Dios, ¡no sonrías así o te demando!- Qué pensamientos tan raros salen de lo que llaman cerebro, o más bien, de mi cerebro.
-Lu... Lucía, ¿qué haces aquí?- Una pregunta mejor, ¿qué hago yo aquí? Casi lo estropeo, a ella sólo le dicen Lu sus amigos más cercanos y familia, por lo que si un desconocido le llama "Lu" se molestaría, no quiero eso, no ahora.
-Vamos a tu primer día
- ¿Primer día?
-Vamos, ahora
-Pero...
¿Les ha pasado que justo cuando sueñan con la persona más hermosa del jodido mundo, llega alguien y los despierta?
Era justo lo que acababa de pasarme, mi madre me había despertado.
-Vamos hija, es tu primer día en la Universidad, vamos vamos vamos- Estaba intentando quitarme el cubrecama mientras yo luchaba para que no lo hiciera.
De un momento a otro, le dejé ver mi rostro malhumorado.
¿Por qué me ha despertado de mi más hermoso sueño?
-Uy, alguien estaba soñando con su amor imposible- dijo mientras alzaba sus manos en señal de paz.
Sí, mi amor imposible, eso pensaba mi madre y toda persona que conocía mi amor hacia ella.
No los culpaba, a veces también yo creía que era imposible tenerla.
También sabían que si despertaba de mal humor era porque probablemente estaba soñando con ella y algo o alguien había interrumpido ese sueño.
Mi madre bajó a preparar el desayuno mientras yo hacía mi rutina mañanera; tomar una ducha, salir y cepillar mis dientes, colocar mis cremas faciales, alisar mi cabello, colocarme la ropa del día y finalmente maquillarme.
Sé que para muchas personas levantarse y hacer tantas cosas es impensable. Pero mi madre es maquilladora, desde que tengo uso de memoria ha insistido en que cuide cada parte de mí y, sobre todo mi rostro.
No me molesta en lo absoluto, amo el maquillaje al igual que ella, mi hermana Juliana por el contrario prefiere la naturalidad de su rostro.
Cuando bajé a la cocina ya estaban todos sentados sólo esperándome.
-Vaya hija, debes llegar más temprano al desayuno, algunas personas en esta casa trabajan
-Lo sé papá, es sólo que hoy no estoy de humor -Dije en un tono serio.
Pude ver a mi madre con una sonrisa en sus labios mientras servía su café.
-Uuuy ya me lo puedo imaginar- bromeó Juliana
-Okey, basta. Tengan buen provecho familia- Aunque no dije nada, agradecí a mi padre internamente por ahorrarme las molestas bromas de mi hermana.
ESTÁS LEYENDO
La Hija Del Presidente
RomanceLucía Rolland es una adolescente de 19 años. La joven con más dinero en todo el país, la más popular, la más deseada y admirada por la nación. Jamás se ha enamorado, quizás por su falta de tiempo o por el interés que todos esconden al hablarle. La f...