Reí.
Carlos había sido revolcado por un integrante del otro equipo.
-¡Vamos Carlos, sigue así!-dije en tono burlesco.
El me lanzo una mirada amenazadora.
Volví a reír.
Al acabar el partido se acercó a mi, con una sonrisa burlesca.
No entendía porque, pero de pronto lo entendí.
Estiró sus brazo para darme un abrazo muy asfixiante, lleno de sudor.
-¡Carlos no!-grite mientras trataba de alejar sus gérmenes de mi.
Se rió y se apartó de mi.
-Tranquila duendecilla, es de cariño-seguía con su sonrisa burlesca, a lo que le di un golpe en el brazo y se quejó por ello.
-¿Nos vamos ya?-estaba enojada por burlarse de mí después de haber aceptado venir a su juego.
Íbamos caminando hasta mi casa que quedaba cerca, mi cabeza seguí pensando en toda la locura del chico llamado Lucas, cuando de pronto la voz de Carlos me sacó de mis pensamientos.
-Sabes realmente nunca le pregunté a Rachel si quería venir a mi juego-mi cara cambio a una de frustración.
-¿Ósea que me trajiste con mentiras-enarqué una ceja.-Espero tengas un buen motivo-dije esperando su respuesta.
-Si, bueno, eso creo-antes de que él pudiera decir algo estábamos fuera de mi casa, de donde mi madre salía a recibirme, después de no haber estado en casa mucho tiempo.
-Sabrina hija mía, vamos a dentro prepare tu comida favorita-dijo abrazándome.-Hola Carlos, que guapo te estás poniendo muchacho-reí, mi madre solía avergonzarnos desde que nos conocemos.
-Si bueno, un gusto en verla señora, tengo que irme-de despidió sonrojado y se fue.
Duda.
Gracias madre, ahora no sabré qué quería decir, pero pronto lo averiguaría.
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El chico del internet.
Novela JuvenilComo es que un simple mensaje puede cambiar vidas, como es que puede escribir un destino distinto, un simple mensaje. Pues creanme, un mensaje me cambio la vida, por completo, y ahora no se que hacer sino los veo en un día, me e vuelto adicta a sus...
