Capítulo 1

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Houston, Texas, Estados Unidos.

Sábado 15 de junio de 2013.


Soplo el mechón de cabello rubio que se decide por entorpecer mi visión, teniendo que tomarlo después para colocarlo bien detrás de mi oreja. Tuerzo ligeramente mis labios, analizando una vez más mi vestimenta a través del espejo, mis ojos escaneando cada detalle en busca de alguna imperfección que se me haya pasado por alto. Sin embargo, el sonido de toques en la puerta principal me interrumpe en mitad de la acción.

¡Ya llegó!

Sin poder borrar la sonrisa que se dibuja en mis labios, me dirijo a la entrada para abrir la puerta del apartamento.

—Hola. —Su voz inunda mis oídos apenas tengo su perfecta presencia frente a mí. Si es posible, mi sonrisa se ensancha más.

—Hola —saludo igual, jugueteando con mis dedos en la puerta que mantengo abierta.

La sensación cálida en mi pecho y los latidos acelerados de mi corazón me dejan saber lo nerviosa que me encuentro. Él produce ese efecto en mí.

—Te ves...hermosa. Muy hermosa —me elogia mientras sus ojos me recorren de pies a cabeza.

Muerdo mi labio, aún sonriendo.

—Gracias. Tú te ves muy bien, también.

Definitivamente, él luce extremadamente bien. Más que bien. Su blazer gris sobre una camisa azul marino y tejanos blancos hacen que se vea condenadamente atractivo, como buen abogado sexi.

—¿Tan ansioso estabas de verme que todavía llevas tu ropa de trabajo? —cuestiono, elevando una de mis cejas.

Una risa desenfadada escapa de entre sus rosados labios.

—Sí. Algo así. —Sonríe pasando una mano por su cabello rubio.

—Espero entonces no desentonar adonde sea que vayamos —digo antes de ir a buscar mi bolso en mi habitación.

—No lo harás. Sabes que estás preciosa con lo que sea que vistas, incluso con una bolsa de basura encima te verías hermosa —dice alzando la voz.

Río negando, aunque sé que no puede verme.

—Estás exagerando —desmiento mientras regreso.

Lo encuentro en el salón, observado su alrededor con pose relajada y con sus manos unidas detrás de su espalda, algo que con el tiempo descubrí que es un gesto habitual en él.

—No lo hago. —Clava su mirada en mí, la honestidad en sus ojos hace estragos en mí. Siento mis mejillas calentarse en respuesta—. Eres preciosa, Roxanne.

Dando un par de zancadas acorta la distancia entre ambos. Una de sus manos se posa en mi rostro, dejando una suave caricia sobre mi mejilla derecha. Su encantadora sonrisa me tiene hipnotizada y cuando logro salir de su hechizo, caigo entonces en el de sus ojos.

Estoy totalmente perdida.

Con su otra mano, toma la mía hasta llevar el dorso de esta contra sus labios, depositando un beso que me hace suspirar risueña, enamorada. Sus ojos se posan en el brillante objeto que descansa en mi dedo anular y su sonrisa crece.

Todavía puedo recordar perfectamente su pedida de matrimonio. Fue en un elegante restaurante, en una magnífica cena romántica en la que al final de la velada se postró sobre su rodilla y, después de decir unas palabras de lo más dulces, me hizo la esperada pregunta. Estaba verdaderamente nerviosa, pero logré pronunciar mi respuesta afirmativa antes de arrojarme a sus brazos y besarlo, escuchando a la gente aplaudir de fondo. Fue perfecto.

El Lugar Donde Pertenezco: Parte 1 [Disponible en Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora