1: balde de agua

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Kate

Nunca habia sido de esas personas que le dedicaban un tiempo de su vida cada día a ver las noticias, o como algunos dicen a "estar conectados al resto del mundo".

Para mi la vida ya era lo bastante negativa aveces como para estar preocupándose de las desgracias ajenas, o las que estaban por venir. Lo sé, parece egoísta. Pero creo que ya había sufrido mucho como para preocuparme de las desgracias del resto, necesitaba un descanso, y quizás algún día volvería a preocuparme. Lamentablemente las cosas no ocurrieron como me hubiera imaginado, y por como pensaba cuando se empezó a acabar el mundo, no lo vi venir.

Unos días antes de que el desastre llegará a la ciudad, escuchaba los murmullos entre mis amigos, y el resto de los alumnos de la Facultad de arquitectura, sobre algo extraño que estaba comenzando a pasar con la gente de Finlandia. Luego paso en Japón, China, y Estados Unidos. Para luego expandirse por el resto del mundo.

Nunca le puse mucho interés, ya que podría haber sido la expansión de un virus simple como la fiebre porcina, o quizás la variación de una sepa. Pero no podía estar más equivocada.

Solía tomarme una siesta corta en mi dormitorio de la universidad después de clases, ya que los proyectos usualmente me hacían quedarme despierta hasta la madrugada. Y el día en que empezó todo no fue la excepción.

Por fin había terminado un proyecto grande, y se avecinaba un fin de semana largo, por lo que ni siquiera me moleste en ponerme una alarma. Puse una película de fondo, y me recoste sobre mi cama quedándome dormida, y dejándome llevar.

Al principio sólo veía la oscuridad, y luego comencé a escuchar una voz conocida susurrandome, que cada vez se iba haciendo más fuerte a medida que una figura borrosa a lo lejos se acercaba. Era mi hermana extendiendo su mano, queriendo que me fuera con ella. Pero de pronto su voz se comenzó a ver interrumpida por un golpeteo. Mi hermana miro hacia a un lado, y empezó a gritar que despertara.

Lo hice al instante. Pero no con la rapidez que me hubiera gustado. El lugar estaba cubierto de humo, mis ojos dolían, y mi garganta comenzaba a cerrarse.

-¡¿Kate estas ahí!? -Los golpeteos venían de la puerta principal. Kian, mi mejor a amigo, trataba de derribar la puerta a patadas. Quien sabe cuánto tiempo había estado ahí, pero parecía que estaba comenzando a cansarse. Trate de pararme, pero estaba mareada por todo el humo que probablemente inhale en el sueño.

-¡¿Kian!?... Si, soy yo - Tosí, el humo venía desde el otro lado de la puerta -¡¿Kian que ha pasado?!

-¡No tenemos mucho más tiempo, luego te explico! ¡Tenemos que irnos antes de que sea muy tarde... ayúdame a abrir la puerta! -Dijo con desesperación y cansancio.

Me cubrí la cara con un paño, usándolo como mascarilla y me paré con cuidado.

-Ok, ¡¿Que necesitas que haga?!

-Llevo pateando el picaporte un buen rato, pero no quiere aflojarse ¿tienes algo que acelere el proceso?

Pensé lo más rápido que pude... un martillo. El otro día me había comprado uno para arreglar una mesa. Me moví lo más rápido que pude hacia mi escritorio, y con la misma rapidez volví para golpear el picaporte.

-¡intenta ahora! - lo escuché dar unos pasos atrás, y entonces la puerta se abrió. Entro con una rapidez abrumadora

-¡sujétala! ¡rápido que no se abra! - Me tomó por sorpresa, pero rápidamente le hice caso. Mientras tanto, Kian buscaba algo para volver a dejarla cerrada.

-¿Kian que haces? ¡Deberíamos salir! ¡Si nos quedamos aquí moriremos por el humo! -De todas formas continue presionando la puerta, al mismo tiempo que el trataba de mover un mueble para bloquearla. El estaba más informado que yo, y había venido a buscarme a pesar de todo.

sangre fria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora